Movimiento Ciudadano podría hacer de la próxima elección para gobernador una competencia a tercios, mientras que el candidato independiente, Hilario, Layín, Ramírez Villanueva, quien saltó a la fama en 2014 tras reconocer que durante su primera administración como edil de San Blas (2008-2011) robó “poquito”, podría contribuir a dispersar el voto.

El próximo 4 de junio en Nayarit se disputará además de la gubernatura, el Congreso local, 20 presidencias municipales y 197 regidurías.

Aquí la batalla se centra en la figura del gobernador Roberto Sandoval, pues el titular del Poder Ejecutivo adquiere una relevancia particular si se toma en cuenta que la burocracia estatal es también el principal motor de la economía en Nayarit.

La estrategia del PRI para conservar el poder —que en 80 años sólo ha perdido en un sexenio— tiene que ver con fragmentar el voto de la oposición y poner a punto su estructura electoral.

Mientras que PAN y PRD —que en 1999, con el PT, lograron arrebatar el gobierno a los priístas— apuestan por una pragmática alianza que convenza a los indecisos; lo que hagan los demás inclinará la balanza para uno u otro lado, aunque no se puede descartar que Movimiento Ciudadano o un independiente logren colocarse para hacer de la elección una competencia entre tres.

Opción o plan b

En el mapa electoral del tricolor ocupa un sitio preponderante la candidatura de Raúl  Mejía, quien en enero pasado renunció al PRI para contender por la gubernatura bajo las siglas de Movimiento Ciudadano.

Mejía es una figura política importante a nivel local, ex presidente municipal de Tepic, ha ocupado escaños en el Senado y la Cámara de Diputados, es cuñado del ex gobernador Ney González y tuvo una trayectoria académica en la Universidad de Guadalajara.

Él asegura que tomó la decisión de abandonar el tricolor, partido en el que hizo su carrera política, porque el proyecto que se ha planteando no cabe en ese organismo. “Pensamos que un movimiento a través de la sociedad civil podría ser interesante; primero planteé la idea de buscar una candidatura independiente pero después vino la invitación de Dante Delgado, coordinador nacional de Movimiento Ciudadano, para que encabezara una propuesta en Nayarit”, recordó.

Se ha interpretado que la candidatura de Mejía podría afectar el voto del Revolucionario Institucional; sin embargo, hay priístas que aseguran que se trata de una especie de plan b del tricolor para dividir el voto de la oposición; sostienen su hipótesis con dos argumentos: Raúl Mejía es un hombre gregario y, además, muy cercano al ex presidente nacional del partido Manlio Fabio Beltrones.

Layin para dispersar el voto

En esta elección serán dos candidatos independientes los que busquen ser gobernador de Nayarit, el primero en registrarse fue Hilario Ramírez Villanueva, Layín.

Aunque no representará para él ningún problema colectar las firmas de al menos 2% de las personas que conforman el padrón electoral para respaldar su candidatura, el alcalde con licencia de San Blas  tendrá que sortear los señalamientos en su contra por presuntos actos anticipados de campaña realizados ante la autoridad electoral  por el PAN.

Layín podrá registrarse como independiente pero el Instituto Nacional Electoral, la Secretaría de Hacienda o la Procuraduría General de la República podrían cortar sus aspiraciones al investigar su pasado, por lo que quedaría reducido a dispersador del voto.

Hay un segundo candidato independiente registrado: Víctor Chávez Vázquez, homeópata que tiene una asociación civil llamada Mano con Mano Avanzamos  y que sustenta sus intenciones políticas en la ayuda médica que ha brindado a miles de nayaritas de los 20 municipios durante años.

La maquinaria

El lunes 6 de febrero, un par de días antes del inicio de las precampañas que se extenderán hasta el próximo 19 de marzo, el senador con licencia Manuel Cota, dirigente de la Confederación Nacional Campesina, se registró como precandidato del PRI a la gubernatura después de encabezar una marcha multitudinaria por las calles de Tepic para mostrar eso que a los políticos les da por llamar “músculo”.

Antes que él, pero de manera discreta, el ex alcalde de Bahía de Banderas Juan Ramón Cervantes acudió al instituto electoral para también registrarse como precandidato del PRI y así legalizar actos públicos en el estado bajo el pretexto de la contienda interna.

A pesar de tener precandidatos, el tricolor se ha decantado por el senador con licencia, a quien muchos consideran un político clásico que cree en “la estructura” del partido, por lo que su estrategia electoral pasa por tener consigo todo el apoyo de “las bases” y “los sectores” del priísmo tradicional: sindicatos, organizaciones obreras y campesinas, asociaciones de jóvenes y mujeres, etcétera.

Hasta ahora, en esta maquinaria faltan un par de engranes fundamentales: el apoyo del Sindicato Único de Trabajadores al servicio de los poderes del estado, municipios e instituciones descentralizadas, cuya dirigente, Águeda Galicia, ha tenido fuertes desencuentros con la administración del actual gobernador Roberto Sandoval; y el respaldo total del sindicato magisterial, que está dividido y tiende lazos hacia la alianza que tejieron PAN y PRD.

Una alianza con fracturas

PAN y PRD lograron pactar una alianza en la que también incluyeron al PT e, inicialmente, al Partido Encuentro Social, que finalmente abandonó el barco y dejó su lugar al Partido de la Revolución Socialista (PRS) debido a la forma en que azules y amarillos se repartieron las candidaturas.

El abanderado de esta alianza será el empresario Antonio Echevarría García, hijo del ex gobernador Antonio Echevarría Domínguez (1999-2005), quien llegó al cargo impulsado por una alianza integrada exactamente por los mismos partidos.

Sin embargo, las rupturas durante aquella administración provocaron que en 2005 el PRI estuviera de regreso en la gubernatura y los conflictos que surgieron entonces siguen provocando escisiones.

Para designar a su candidato, la alianza acudió a una encuesta para medir a dos aspirantes: Leopoldo Dominguez, panista y alcalde de Tepic con licencia, y Antonio Echevarría, quien goza de la simpatía de la cúpula albiazul pero no del perredismo local encabezado por el diputado federal Guadalupe Acosta Naranjo, y su esposa la diputada local Sonia Ibarra.

“Sin comentarios. Me duele el pecho, me duele Nayarit. Pensemos con calma qué es lo mejor para todos, qué es lo mejor para la gente”, escribió Acosta Naranjo el 8 de febrero en su cuenta de Facebook tras hacerse público que el candidato de la alianza sería Echevarría García.

La animadversión del diputado federal data del periodo en el que fue sub secretario de gobierno con Echevarría Domínguez; en aquel entonces denunció desde su sitio en el gabinete una compra de patrullas sin licitación que beneficiaba a las empresas del entonces gobernador, lo que le costó la salida de la administración.

La designación de Echevarría García dio margen al PRD para exigir la candidatura a la alcaldía de Tepic e impulsar a Rodrigo González Barrios.

Este movimiento generó otra ruptura en la alianza, pues uno de los activos más importantes de Acción Nacional en el estado, la diputada local con licencia Ivideliza Reyes, decidió ir por la vía independiente.

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