Efraín Cabrera tuvo oportunidad de avisar a tres de sus conocidos sobre la presencia de la migra, antes de ser detenido por no contar con residencia o visa de trabajo y operar un barco pesquero en el estado de Texas. Algunos, entre ellos un hermano, lograron escapar.
Una semana previa a la del lunes 13 de febrero, se percató sobre la presencia de policías en las inmediaciones de su trabajo, y ahora concluye que los habían estado vigilando, a él y a otros trabajadores dedicados a la pesca de ostión en Fulton.
“Varios se escaparon. Alcanzaron a llegar a tierra y se alcanzaron a ir. Están deportando bien duro”, comenta desde su casa en la comunidad de El Rincón, en Huimilpan.
Efraín pensaba regresar a México en dos meses, luego de dos años sin ver a su familia, pero la migra se le adelantó. El lunes 13, alrededor de las 11 de la mañana, una redada llegó al muelle y lo detuvo junto a otras tres personas originarias de Querétaro.
Dice que “están bravos” y que “con este presidente que entró [Donald Trump] la gente tiene miedo”.
Días atrás, una de sus hijas le envió un video por WhatsApp en el que se observa a agentes del ICE (Immigration and Customs Enforcement) a bordo de camionetas tipo Pick Up deteniendo a personas para posteriormente deportarlas.
“Pensé en si sería cierto que estaban así de bravos y lo tomé como que nada iba a pasar. Cuál fue la sorpresa. Le pregunté a quien nos detuvo qué pasaba y me dijo que habían cambiado las leyes.
“Cuando estaba [Barack] Obama era otra cosa. Obama daba chance al que agarraban. Si uno no tenía antecedentes, le daban un papel para que pudiera andar en Estados Unidos y podía uno contratar a un abogado. Ahora dijeron que ya no”, comenta Efraín.
Cuando vio que una lancha se acercaba al barco que manejaba pensó que se trataba de la policía, pero venía Migración con ellos. En ese sentido, refiere que anteriormente la policía hacía tickets pero no retenía a las personas, y ahora se encontraron con la sorpresa de que la policía se unió con Migración.
“Hace una semana habían andado chequeando y no se llevaron a nadie. Andaban nada más viendo qué tantos estábamos trabajando”.
De acuerdo con Cabrera, en el área laboran muchas personas, pero más de la mitad trae visa de trabajo.
A ellos los dejaron seguir trabajando normal, pero a muchos otros los detuvieron para deportarlos. Él se dio cuenta de por lo menos 14 personas que trasladaron.
A él fue el segundo que arrestaron, pero antes les habló a otros para que se escondieran o hicieran algo.
Media vida en el otro lado. Efraín tiene más de la mitad de su vida yendo a trabajar a Estados Unidos. En 20 años lo han detenido cuatro veces. Antes no le preocupaba tanto cruzar la frontera, pero ahora se la piensa dos veces. De hecho, este año no planea regresar a ese país.
“Voy a poner un negocito y aquí me voy a estar a ver qué sale. A lo mejor regreso, pero primero voy a ver cómo sigue la cosa, si se calma algo. Para qué le intento si me vuelven a echar para atrás”.
Un hermano suyo tenía 15 días de haber llegado a Estados Unidos y le tocó que lo agarraran. La cuestión se complica, pues ahora llegan a cobrar hasta 5 mil dólares por cruzarlos.
Antes duraba nada más un año para regresar, pero señala que en últimas fechas se puso más dura la delincuencia en la frontera y por eso ha optado por durar más. “De este lado la delincuencia y de aquel lado los presidentes”, dice.
Es casado y tiene tres hijos. Esta vez ya se había fastidiado y estaba decidido a regresar a su tierra. En algún momento se cansó de decirle a su esposa que se fueran juntos para allá, pero ella no quiso. Nunca le gustó la idea y fue entonces cuando él optó por ir y venir.
Antes trabajaba en la construcción, pero luego se quedó en Texas porque hacía el mismo dinero por menos trabajo. “Ojalá esto nada más sea un tiempecito, porque está bien duro para todos”, concluye.