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Por 10 años consecutivos, George y Martha Pride han visitado Cancún con frecuencia, conocen sus playas desde que eran vírgenes y aún no se daba el boom de toda la zona. Aunque aseguran que no la consumen, dicen que aquí todo tipo de droga puede conseguirse fácilmente. Nada de eso les preocupaba, hasta ahora que regresaron de nuevo.
En el hotel que siempre reservan, les recomendaron que antes de salir consulten las noticias y estén al pendiente de la actividad policiaca.
Esta vez están impactados, pues siempre han creído que Cancún es el “otro México”, aquel que a pesar de todo se ha mantenido al margen de la violencia de la cual, han leído, sólo sucede en el norte del país.
Tomaron la recomendación, pero salieron a caminar como tradicionalmente lo hacen por las noches, visitar el mirador y cenar quesadillas de marlín en el lugar de costumbre. Les cuesta creer lo que está pasando.
“No queremos que echen a perder el otro México, este México donde podemos llegar y estar tranquilos. Aquí hay mucho turista que no tiene la referencia de lo peligroso que dicen que es el país, aquí nunca ha pasado nada, pero un ataque armado a las autoridades creo que sí es algo grave”, comenta el hombre de 60 años que domina el español, el cual aprendió en sus visitas al paraíso.
Así como los turistas estadounidenses, el resto de visitantes disfruta de sus vacaciones alejados del peligro. Para ellos el conflicto —que entienden es una guerra por el tráfico de drogas— no les afecta, pero exigen a las autoridades ponerle freno y garantizar la seguridad.
“Nosotros nos sentimos seguros, venimos de paseo, de trabajo, y creemos que en la zona hotelera es muy difícil que nos suceda algo. Ahora hemos visto mucha seguridad y confiamos en que este desaguisado se solucione de inmediato”, expone Iñaki Rodríguez, turista español.
El ataque a la fiscalía preocupa a hoteleros; temen que los lugares reservados se vengan abajo de seguir los atentados. “Ahorita es temporada buena, tenemos 80%, y en febrero esperamos más; no queremos que el miedo se difunda, creo sí podemos salir adelante de esto”, dice Rodrigo Peck, encargado del hotel Bonampak, ubicado sobre la misma avenida.