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Iban llegando uno a uno. En familias, en parejas, en grupos. A partir de las siete de la tarde, ciudadanos de Monterrey, vecinos, egresados del Colegio Americano del Noreste, padres de estudiantes, niños, jóvenes, adultos llegaban a la entrada del plantel a prender una veladora, dejar un recado, colgar una cartulina.
“Duele que la violencia esté normalizada”, “No más violencia”, “Estamos con ustedes”, “Jesús es nuestra esperanza”, “La respuesta es el amor y sin conocer yo te quiero”, eran algunas de las leyendas escritas en la pared del colegio donde este lunes, un joven de 15 años de edad disparó contra su maestra y compañeros.
La gente se acercaba, musitaban algunas palabras y se retiraban. Algunos hicieron una oración, otros simplemente prendían la veladora y se retiraban.
“Mi nieto no quería venir. Él está en primero de secundaria y estaba en el salón contiguo, no quería venir del miedo”, contó una señora que llegó al colegio después de las 10 de la noche.
Contó que los alumnos y maestros pensaban que se habían metido personas a sacar a alguien.
Diego Benítez, de 29 años, llegó al Colegio Americano porque es su alma máter, porque estuvo en la primera generación de graduados, en 2002, y porque cuando se enteró, quiso apoyar a su escuela.
“Esto no solo afecta a la escuela, afecta a una comunidad. Te das cuenta que en cualquier momento, una persona que podría ser tu vecino, abre fuego y lastima a gente inocente”, platicó Diego, serio, con las manos en los bolsillos.
Algunos echaban culpas: “Es el libertinaje, es el internet, el Facebook”. Una señora que se dijo ser maestra del Tecnológico de Monterrey pidió que no le tomaran foto a su familia.
“Mejor investiguen en los grupos de Facebook, hay advertencias y amenazas de otro atentado”, decía.
Entre la gente se percibía el miedo, la vulnerabilidad. Ángel es maestro de una preparatoria de San Pedro Garza. “Me preocupa este hecho. No sabes qué va a pasar en el futuro”.
Ángel expuso que como profesor ya no se sabe ni cómo reaccionar. Dijo que hace falta mucha capacitación a los docentes tanto para prevenir como para reaccionar ante situaciones de este tipo.
Añadió que ve en sus alumnos mucha influencia de las redes sociales y que no la pueden controlar, sobre todo de Facebook. Ángel también egresó del Colegio Americano.
“Por todo lo que veo en los alumnos, en las familias, siempre pensé que a mí me iba a pasar algo como esto”, comentó.
Algunas familias criticaron que en Monterrey es muy fácil conseguir armas. “Hasta en San Pedro las venden y se consiguen fácil”, mencionaron.
iel