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En el corral de su casa, en la comunidad El Llano de Jesús María, Ruby disfrutó al máximo sus XV años, en los que no hubo invitación masiva. “Siéntense a comer, aquí todos son invitados”, dijo su padre, quien con anticipación corrió la voz sobre la fiesta de su hija entre los vecinos de las rancherías cercanas. También habría una “chiva” de 3 mil pesos para los ganadores.
La carrera de caballos fue suspendida de último momento por respeto a la familia de don Félix Peña, quien falleció la tarde del lunes entre las patas de uno de sus equinos en la “chiva” de 10 mil pesos de la famosa Rubí Ibarra García, de la comunidad La Joya, a 9 kilómetros de El Llano.
“Estoy feliz”, expresó la otra quinceañera. En su fiesta los niños podían corretear y los invitados podían andar de un lugar a otro o bailar a brincos. Los accesos al pueblo no tenían conflictos viales, tres jóvenes a caballo estaban al pendiente en las afueras, no había policías y tampoco llegó Protección Civil.
El festejo de Ruby Chávez Compeán fue el martes, un día después del de Rubí Ibarra, celebración a la que asistieron cerca de 60 mil personas y decenas de medios de comunicación, luego de que su padre Crescencio Ibarra invitó a todos en un video que se volvió viral en redes sociales.
La otra Ruby dijo que ante la fama de su vecina varias personas le dijeron: “¡Qué casualidad! Las fiestas de las Rubíes”. Las celebraciones estaban planeadas en la misma región y con un día de diferencia.
Dice que no le hubiera gustado que sus XV años fueran como los de “la otra Rubí, la de La Joya”.
“Yo estoy contenta, a mí no me gustan todas esas cosas, a mí me gusta todo más tranquilo, que no haya tanto relajo”, expresó la jovencita estudiante de Administración del Centre de Bachillerato Tecnológico Agropecuario de la comunidad de Santa Lucía, localizada a 20 minutos de distancia en vehículo.
Ruby dijo que su vestido en tonos blanco y rojo, con flores bordadas, lo compraron en una boutique de Matehuala y los únicos flashazos que recibió fueron los del fotógrafo que contrató su padre.
El escenario para la banda de música se instaló en el patio de su casa, así como las mesas para el banquete; tocaron los Billy Boys de Matehuala en el baile y en la comida el grupo Tecnomariachi. “Para mí, ésta es una fecha muy especial”.
Con su vestido y botas vaqueras, la quinceañera levantó el polvo al ritmo del huapango ante la vista de los comensales y de sus padres José Ascención y María Crescencia; “mi nombre es Ruby Azucena Chávez Compeán”, dijo.
Su fiesta, afirmó, es como la de todas las quinceañeras del municipio de Villa de Guadalupe, compuesto por 58 comunidades y en el que habitan 7 mil 500 personas, de acuerdo con el alcalde Raúl Castillo.
Así pues, sus padrinos de XV años, Valentín Cruz y Ana Chávez, fueron los mismos que la llevaron a la pila del bautismo, como también lo hicieron los padrinos de la quinceañera Rubí Ibarra.
Más de un año. El padre de Ruby Azucena dijo que se tardó más de un año para la organización de la fiesta y que en su caso fue un evento “sencillito”.
Asimismo, en esta celebración sirvieron de comer asado (que es mole rojo con carne de cerdo), barbacoa, sopa de arroz y codito. Sobre pacas de rastrojo fue colocado un pastel de seis piezas, en cuatro pisos, color perla, decorado con espuelas de chocolate y en la parte superior una montura. Los chambelanes bailaron con Ruby con atuendos de charro y fueron secundados por los invitados hasta generar polvaredas.
Ruby Azucena ocupó por pocos minutos la mesa principal, que como fondo tenía una lona con su imagen, para desplazarse hasta el acceso de su vivienda decorado con un arco de globos blancos y rojos a recibir más invitados.
Por la mañana, la joven fue transportada en una carreta blanca jalada por caballos hasta la parroquia de la Virgen de Guadalupe, en la cabecera municipal.
Indicó que la carrera de caballos que se había organizado se suspendió por la muerte de uno de sus vecinos (Félix Peña) en “la chiva” de Rubí Ibarra, que se llevó a cabo el pasado lunes en la ex hacienda mezcalera de Laguna Seca. Don Félix era velado a 150 metros de distancia del lugar del baile.