estados@eluniversal.com.mx
Ubicado a 40 kilómetros de Chetumal, Bacalar es un lugar paradisíaco que bien podría ser el escenario de una película de piratas. Este pueblo maya, con siglos de historia a cuestas, es conocido por contar con una de las principales bellezas del caribe mexicano: la Laguna de los Siete Colores.
Este espectacular cuerpo de aguas poco profundas forma parte de un sistema lagunar de unos 55 kilómetros. Rodeada de pequeñas casas de pescadores, se ha convertido en el principal atractivo del poblado, pues en sus orillas también se encuentra el Fuerte de San Felipe, una edificación militar que se construyó en el siglo XVII para repeler los ataques de piratas ingleses que buscaban hacerse con el palo de tinte, un producto muy valorado en la industria textil.
Bacalar nació como un pueblo maya fundado en el año 415 d. C., con el nombre de Sian Ka'an Bakhalal. Por su posición estratégica, durante siglos fue acosado por piratas debido a su importancia comercial en mercancías centroamericanas.
Bacalar es, además, el primer pueblo mágico de Quintana Roo, por lo que entre sus atractivos se encuentra una mezcla única de tradición, historia y cultura, donde lo mismo se puede disfrutar de la belleza natural de la rivera maya que adentrarse en los relatos de piratas del lugar.
Sus templos y plazas transportan a los visitantes a la vida provincial de antes. Por si fuera poco, el poblado es la puerta de entrada a distintas zonas arqueológicas mayas resguardadas en el corazón de la selva, así como de las cavernas subacuáticas del Cenote Azul: un lugar ideal para los buzos, pues esconde formaciones rocosas que invitan a recorrer sus 90 metros de profundidad.
La oferta hotelera va desde hostales de entre 200 y 300 pesos, hasta hoteles de cuatro estrellas de 3 mil 400 pesos por noche, y entre las actividades para los turistas destacan los recorridos por la laguna en tranquilos paseos en lancha, así como la posibilidad de nadar entre sus aguas turquesas, practicar esnórquel, bucear y descubrir la historia maya del poblado.
Entre los productos característicos de la zona, los turistas nacionales e internacionales encontrarán una gran cantidad de productos tallados en madera, piezas de cestería, producto de la habilidad de los artesanos con la palma, así como una extensa tradición textil que preserva el uso de técnicas indígenas.