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Cinco de la mañana en el Puente Internacional número dos. Las autoridades de esta ciudad fronteriza comienzan a registrar el paso de los primeros vehículos que forman parte de la Séptima Caravana del Migrante, que arrancó minutos antes del estacionamiento del Wal-Mart de Laredo, en Texas.
Minutos después, el flujo de automóviles, sobre todo camionetas, se incrementa a tal grado que los policías fronterizos destinan carriles específicos para que los paisanos avancen e ingresen a territorio nacional para pasar las festividades de fin de año con sus familias. Este año se contabilizan alrededor de 550 vehículos.
Las cajas traseras de las trocas lucen a tope. Aunque hay paisanos que regresan con todo y muebles, son mayoría los que llevan presentes a sus familiares como electrónicos, juguetes y ropa, por mencionar algunos.
Los organizadores —entre ellos uno de los fundadores de la caravana, Juan Francisco Rocha Mier— acompañados de bomberos de Querétaro y elementos de la policía municipal, están pendientes de que en el avance de automóviles no haya contratiempos.
Después de cruzar la frontera, los paisanos se desplazan al estacionamiento del Centro Cultural Nuevo Laredo. Ahí, las autoridades presentes dan el banderazo oficial de salida de la caravana. Entre los asistentes se encuentran los gobernadores de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca; Nuevo León, Jaime El Bronco Rodríguez Calderón, y San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, mientras que en representación del gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, asiste Luis Bernardo Nava, además de autoridades de los estados de Guanajuato, Michoacán y Zacatecas.
Seis años. Desde el primer minuto, elementos de la Policía Federal y del Ejército mexicano escoltan al contingente de automóviles en su travesía al municipio queretano de Jalpan de Serra, en plena Sierra Gorda, última parada del periplo.
Además de los migrantes queretanos, este año se suman paisanos de Guanajuato, Zacatecas, Michoacán y San Luis Potosí.
La caravana fue creada en 2010, cuando arreciaba la ola de violencia de los grupos del crimen organizado en la región noreste del país, por lo que se estableció un acuerdo con las autoridades y se decidió que la mejor forma de dar protección a los paisanos era que viajaran en grupo.
En su mensaje, al dar el banderazo de salida, el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, resaltó que la prioridad es “que los migrantes lleguen a casa con bien y en paz a su paso por territorio tamaulipeco”. Agregó que los policías de todos los gobiernos involucrados trabajarán de una manera coordinada.
“En el caso de Tamaulipas no solamente habrá apoyo terrestre sino también aéreo: un helicóptero dará seguimiento a las diferentes caravanas para que ustedes se sientan tranquilos”.
Sin embargo, durante el trayecto de la caravana dentro de Nuevo Laredo a la carretera que va a Nuevo León no se percibe dicho seguimiento.
Escondan a los perros: Bronco. El gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez Calderón, expone que en su estado están listos para recibir a los paisanos: “Estamos preparados para que la gente se la pase bien, pero también... si quieren quedarse, existen oportunidades de empleo”.
Dice que el miércoles tuvo una reunión con los presidentes municipales de la entidad, y les pidió: “Escondan a los perros (policías y agentes de Tránsito), no vayan a morder a la raza, pa’ que vayan tranquilos”.
Alrededor de mediodía, los migrantes hicieron una escala para comer en el parador San Pedro, en Matehuala, San Luis Potosí, y después se enfilaron hacia su siguiente destino: Río Verde, en esa misma entidad.
En ese lugar, los migrantes fueron recibidos entre gritos de bienvenida, por lo que el contingente sufrió un retraso en su camino a Jalpan. Entusiastas, las familias potosinas acogieron a los paisanos con todo y una tambora que sonaba a pie de carretera.
Ante tal recibimiento, los migrantes queretanos salieron de Río Verde con una amplia sonrisa en el rostro y emprendieron la ruta final rumbo a Jalpan, donde la noche del jueves hubo fiesta en cientos de hogares.