Investigadores del país y del extranjero realizaron el hallazgo de 12 piezas de ámbar con incrustaciones de crustáceos, cuya antigüedad se remonta a 23 millones de años, correspondiente al periodo mioceno.

El Museo de Paleontología Eliseo Palacios Aguilera en Tuxtla Gutiérrez informó que las piezas fueron “adquiridas” en el poblado Campo La Granja del municipio de Simojovel de Allende, en el norte de Chiapas, por Francisco Vega Vera, investigador de crustáceos fósiles del Instituto de Geología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La docena de piezas que fueron recibidas en “donación” por el Museo de Paleontología, incluyen en su interior 73 inclusiones biológicas: 54 copépodos, cuatro cangrejos, cinco insectos, cuatro anfípodos, dos ostrácodos, dos larvas, un isópodo y un colémbolo más.

Lo cangrejos atrapados en la resina vegetal pertenecen a la familia Sesarmidae, que habita en manglares, y que además son los primeros copépodos harpacticoides “del mundo encontrados en ámbar”, los cuales se clasifican en las familias biológicas Laophontidae, Cletodidae, Canthocamptidae, Darcythompsoniidae y Ectinosomatidae, indicó el Museo de Paleontología.

De acuerdo con los investigadores, hace 22.8 millones de años el municipio de Simojovel de Allende fue zona costera habitada por diferentes especies de crustáceos y que los árboles que produjeron la resina estuvieron, de algún modo, en contacto directo con las aguas marinas, que propiciaron que los organismos quedaran atrapados en el ámbar aún líquido.

Marco Antonio Coutiño José, director del Museo de Paleontología, señaló que las doce piezas se encuentran depositadas en la colección paleontológica del museo.

Los trozos de la resina poseen diferentes incrustaciones de crustáceos de ambientes acuáticos “que hasta la fecha no contaban con registros en ámbar y de esa antigüedad”, aseguró.

afcl

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