Letizia Ortiz es reina consorte de España y entre sus funciones destaca la de representar a su país en el extranjero; mensualmente es remunerada con 9 mil 600 dólares. William y Guillermo, príncipes de Inglaterra, perciben ingresos por 4 mil 830 dólares, pero un embajador de México en el extranjero gana más que los monarcas europeos.
El gobierno mexicano tiene 80 embajadas en todo el mundo: en países donde viven más de 11 millones de mexicanos —como Estados Unidos— hasta en una pequeña isla en El Caribe, donde apenas residen 14 connacionales.
Sin importar el número de mexicanos que viven en estos países, los representantes han recibido sueldos que van de los 8 mil hasta los 15 mil dólares mensuales en el último año.
Por “defender dignamente el nombre y la imagen de México, así como mantener una estrecha relación con los mexicanos que radiquen en el país donde están acreditados”, un embajador percibe hasta 275 mil pesos al mes.
Información obtenida por EL UNIVERSAL a través de solicitudes de información revela que desde 2014 el gobierno de México ha designado presupuestos millonarios a países donde residen menos de 20 mexicanos. A países como Santa Lucía donde habitan 14 mexicanos, la atención para cada connacional cuesta casi 24 mil dólares anuales.
Sueldos y políticos
La Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) informó que desde 2014 los sueldos más elevados los perciben los embajadores de Japón, Noruega, Brasil y Argentina. Según el reglamento de la Ley del Servicio Exterior Mexicano, éstos se otorgan con base en el costo y la dificultad de vida de cada lugar.
El embajador mejor pagado es el de Japón, donde viven 2 mil 24 mexicanos; su ingreso mensual es de 15 mil 828 dólares, unos 275 mil pesos y se trata del ex subsecretario de Comunicaciones y Transportes, Carlos Almada.
Hace un año el grupo parlamentario del PRD en el Senado no apoyó la ratificación como embajador de Almada; argumentó los señalamientos que lo vincularon con en el Pemexgate, el presunto desvió de recursos a la campaña presidencial del priísta Francisco Labastida, durante las elecciones del año 2000.
Le sigue Luis Javier Campuzano Piña en Noruega, con un sueldo de 13 mil 479 dólares, unos 242 mil 622 pesos mensuales. En dicho país viven 800 mexicanos. El tercer lugar lo ocupa la embajada de Brasil, representada por Beatriz Paredes Rangel.
La ex gobernadora de Tlaxcala y ex presidenta del PRI mensualmente gana 12 mil 773 dólares, unos 229 mil 914 pesos, por representar a mil 776 mexicanos que radican en Brasil.
Otro de los embajadores mejor pagados es el ex senador Fernando Castro Trenti. El político priísta —que no ha ganado una elección por el voto directo, sino que ha sido designado por la vía plurinominal— gana 12 mil 164 dólares mensuales, unos 218 mil pesos por representar a 6 mil 139 mexicanos en Argentina.
Si bien estos embajadores son los que más ganan, al calcular los sueldos en proporción a la población mexicana que radica en un país, tendríamos que los representantes de Santa Lucía y Ghana son los más caros para el erario.
Luis Manuel López, embajador en Santa Lucia recibe un pago mensual de 9 mil 101 dólares para atender a los 14 mexicanos que radican en la Isla caribeña. María de Los Ángeles Arriola, embajadora en Ghana, percibe 11 mil 358 dólares por representar a 18 mexicanos en la nación africana.
Presupuestos
Información proporcionada por la Secretaria de Relaciones Exteriores, vía ley de transparencia, detalla que desde el año 2014 ha sido destinado el presupuesto para ayuda de renta, mantenimiento de inmuebles, renta de oficinas, materiales de consumo, orden social, personal local, protección y servicios básicos.
Las embajadas más caras son Estados Unidos que para 2016 fue programado un gasto de 5 millones 982 mil 729 dólares, pero atiende a 11 millones 714 mil 500 mexicanos. Le sigue Gran Bretaña, donde viven 12 mil connacionales y cuesta 2 millones 747 mil 583 dólares. Después está Francia, con un presupuesto de 2 millones 269 mil 365 dólares anuales y atiende a 2 mil 814 mexicanos registrados.
Aunque si se calculan los presupuestos en proporción a la población mexicana que radica en cada país, las embajadas de Irán, Ghana y Santa Lucía también son las que mayores recursos ejercen por mexicano.
El gasto en la embajada de Irán, donde viven 25 personas, representa 29 mil 439 dólares anuales por cada ciudadano de México que ahí reside. En Ghana, donde viven 18 connacionales, sería de 29 mil 139 dólares por cada uno, y Santa Lucía— donde según el registro de la SRE viven 14 mexicanos —se destinarían 23 mil 768 por habitante.
Empleados, rentas e inmuebles
El personal del servicio exterior mexicano consta de jefes de cancillería, encargados de prensa, administradores y guardias de seguridad, entre otros. La nómina más cara es la de Estados Unidos: 2 millones 95 mil 693 dólares. Le sigue la embajada de Francia, que cuesta 1 millón 929 mil 882 dólares. Otros cuatro países europeos se posicionan como las nóminas más caras: Bélgica, Alemania, España y Gran Bretaña.
La renta de edificios para establecer las embajadas en el mundo ha sido un tema recurrente entre los políticos. En enero de este año la ex presidenta del PRI y ahora embajadora de Brasil, Beatriz Paredes, propuso al entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que en lugar de arrendar inmuebles, se compraran.
La embajada más cara para México es la de Inglaterra, que este año pagó un arrendamiento por 1 millón 190 mil 308 dólares, unos 21 millones de pesos, y está localizada en Londres.
De ahí se encuentra la de Canadá, localizada en el World Exchange Plaza, una torre exclusiva en el centro de Ottawa. Durante 2016 el presupuesto asignado para esta oficina fue de 825 mil 119 dólares, unos 14 millones 825 mil pesos.
También está la embajada de México en Singapur, que gasta 785 mil 316 dólares anuales (14 millones de pesos).
Mientras un embajador de México en el extranjero gana como mínimo 100 mil dólares anuales, el consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) otorga mensualmente a un estudiante de posgrado en la Unión Europea 14 mil dólares anuales. Es decir, un embajador gana al año 7.1 veces más que un profesionista mexicano en las áreas de biotecnología, ingeniería o ciencias exactas.