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Familiares que integran la organización social no gubernamental “Siempre vivos” de Chilapa, municipio del mismo nombre de la Montaña Baja de Guerrero, acompañados de representantes de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Guerrero (CDHEG), se presentaron en las instalaciones de los Servicios Médicos Forenses (Semefo)de esta capital para tratar de identificar los 32 cuerpos encontrados en más de 20 fosas comunes ubicadas en las inmediaciones de la comunidad de Pochahuizco, del municipio de Zitlala.
Ahí mismo, trabajadores del Semefo dieron a conocer que la cámara frigorífica se encuentra descompuesta y dado que los cuerpos en descomposición pueden provocarles enfermedades, pidieron al director de Semefos en Guerrero, Ben Yehuda Martínez Villa, ordene que los 51 cadáveres de igual número de personas sean enterrados en una fosa común.
Por su parte, el vocero del organismo “Siempre vivos”, José Díaz Navarro, dijo que las autoridades de la Fiscalía General Estatal (FGE) que permitió que tuvieran acceso al Semefo para tratar de identificar si entre los 32 cuerpos existía alguno de sus familiares desaparecidos, solo les enseñaron fotografías, mientras que de manera física señaló que no se logró la identificación, por lo avanzado de su putrefacción.
Agregó que entre los municipios de Zitlala, Atlixtac y Chilapa, desde hace tres o cuatro meses, se han acumulado 55 desapariciones de igual número de sus familiares, por lo que señaló que por esa razón y el avanzado estado de descomposición de los cuerpos, no se les pudo identificar a simple vista, por lo que solicitó que el gobierno estatal y federal lleven a cabo pruebas de ADN para su identificación científica.
El representante de la CNDH, Hipólito Lugo Cortés, dijo que en este caso de la identificación de los 32 cuerpos exhumados de fosas clandestinas en la comunidad de Pochahuizco, procede realizar las pruebas científicas de ADN, para su reconocimiento pleno.
Por otro lado, empleados del Semefo de esta capital, que omitieron sus nombres por temor a represalias, dieron a conocer que hay sobresaturación de cadáveres, algunos de los cuales han sido amontonados uno sobre otro, despidiendo fuertes olores nauseabundos e incluso líquidos, que podrían transmitirles enfermedades, por lo que insistieron en que algunos ya sean sepultados en una fosa clandestina.
afcl
