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Con el fin de aumentar la disponibilidad de langostas en el estado de Yucatán, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) desarrolló un programa regional para implementar cuatro mil 200 refugios artificiales en cuatro comunidades de la costa.
Los albergues contarán con el financiamiento de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (Conapesca) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), donde se obtuvo una colonización exitosa.
La investigadora del Cinvestav, Silvia Salas Márquez comentó que el proyecto surgió a partir de la iniciativa de pescadores langosteros de San Felipe, Río Lagartos, El Cuyo y Celestín.
En entrevista la especialista resaltó que a pesar del fracaso de los intentos previos, el éxito obtenido entre 2005 y 2006 ha motivado a los participantes a plantearse la posibilidad de replicarlo en la actualidad.
“Los refugios artificiales se han usado ampliamente en las regiones del Caribe, pero el primer intento de implementación en el país por parte del gobierno (poco más de dos décadas atrás) no tuvo la aceptación de los pescadores”, rememoró.
No obstante, resaltó que en este caso fueron ellos quienes se acercaron al Cinvestav, lo cual resulta gratificante, el poder hacer el trabajo en conjunto, pues ellos conocen su medio y te dicen que funciona y qué no.
La investigadora subrayó que con el objetivo de mejorar las condiciones de la pesquería en una forma integral, la implementación del proyecto abarcó la caracterización de los tipos de fondo marino en las principales áreas de pesca; la construcción e inducción de albergues conocidos también como casitas cubanas.
Así como la promoción de cursos y charlas entre los pescadores con el propósito de mejorar sus habilidades de pesca selectiva por medio de los refugios artificiales y el mejoramiento de la infraestructura de las cooperativas para promover la certificación de sus plantas de recepción.
Salas Márquez expuso que la ejecución de las casitas cubanas se realizó en conjunto, con más de 500 pescadores de seis cooperativas de la costa de Yucatán, para resolver las problemáticas que presentaban los refugios anteriores, como el hundimiento y la poca durabilidad del material.
De esta forma, subrayó que se diseñaron refugios con patines para evitar su hundimiento, debido a que la altura de los refugios anteriores permitía que entraran diversos depredadores marinos, su tamaño se disminuyó para que correspondiera a las proporciones de una langosta.
“También hicimos un mapeo del fondo mediante buceo para buscar los lugares idóneos para colocar los refugios. No solo fue hacer el diseño, sino saber dónde colocarlo para que tenga la mejor oportunidad de operar eficientemente”, expuso.
Después de elaborar varios prototipos, se construyeron cuatro mil dispositivos que se distribuyeron en la zona oriente y 100 en la zona poniente de la costa yucateca, especificó.
Posteriormente, mencionó que los sitios fueron visitados para registrar los procesos de colonización, donde se observó una ocupación de langostas casi inmediata al término del primer mes.
“Los pescadores dicen que sí funciona; trabajamos para darle seguimiento durante un tiempo y ahora vemos que ya han sido totalmente colonizados por organismos sésiles, que no se mueven y se incrustan, por lo que los mismos pescadores han mostrado interés en buscar recursos para replicar el proyecto”, aseguró.