Un presunto ladrón, de unos 25 años, fue linchado por habitantes del municipio poblano de Zacapala, luego de que presuntamente participó, junto con otros cinco sujetos, en el robo de una tienda de abarrotes, donde sometieron al dueño y a su esposa.
Los presuntos delincuentes, quienes viajaban en un auto Pontiac, fueron sorprendidos y perseguidos por los pobladores; aunque cinco lograron huir en el vehículo y en una camioneta del dueño de la tienda, uno logró ser capturado.
El sujeto fue llevado hasta la plaza pública, donde se congregaron más de 200 personas. Ahí lo desnudaron de la cintura hacia abajo, lo amarraron a un tubo, le colocaron un costal en la cabeza; lo golpearon y quemaron para obligarlo a confesar sus delitos y a revelar el nombre de sus cómplices.
Los habitantes siguieron golpeándolo hasta causarle la muerte en los primeros minutos de la madrugada del lunes.
En Puebla se ha registrado una ola de intentos y linchamientos durante el presente año, como el 28 de enero, cuando un presunto asaltante fue asesinado en el municipio de Acatlán de Osorio, en represalia porque supuestamente intentó asaltar una vivienda.
El 29 de febrero, un presunto ladrón fue linchado en el municipio de Chapulco, donde dos sujetos más fueron retenidos y golpeados por la turba. Cerca de 300 habitantes protagonizaron la golpiza.
Un mes después, el 29 de marzo, tres presuntos delincuentes originarios de la Ciudad de México estuvieron a punto de morir a manos de pobladores de una comunidad de Palmar de Bravo. Los amarraron a postes y los golpearon al sorprenderlos robando una vivienda, donde lesionaron a tres personas.
En mayo, un policía murió y un presunto delincuente resultó herido al ser casi linchado por habitantes de Yehualtepec. La gente acusó al sujeto de intentar robar una motocicleta, y cuando el agente intentaba salvarlo, le dispararon.
El 1 de agosto, dos hombres estuvieron a punto de perder la vida a manos de pobladores en el municipio de Huaquechula, donde quemaron dos patrullas en protesta por la inseguridad.