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Enardecidos por la desaparición de su sacerdote católico, habitantes del municipio de Catemaco, en la zona sur de Veracruz, bloquearon carreteras, tomaron y quemaron una parte del Palacio Municipal y una patrulla de la policía local.

Los inconformes además destrozaron y saquearon la casa del alcalde, Jorge González Azamar, quien reclamó al gobernador interino, Flavino Ríos, la falta de intervención estatal.

Los hechos de violencia se suscitaron luego de que, según testigos, el cura y activista social, José Luis Sánchez Ruíz —de quien se desconoce su paradero—, fue sacado de su domicilio por hombres vestidos de policías.

El fiscal general del Estado, Luis Ángel Bravo Contreras, se trasladó a esa región para encabezar las investigaciones sobre el paradero del cura. En el lugar pidió a los habitantes tener confianza en las autoridades, porque —dijo— “hay un estado de derecho”.

“Estamos haciendo todo el esfuerzo para tener respuesta favorable, tenemos algún avance. No descansaremos hasta tener resultados positivos, lo único es hallar al padre”, declaró el funcionario estatal.

El Mando Especial Veracruz, que es conformado por el Ejército Mexicano, la Secretaría de Marina, la Policía Federal y la Secretaría de Seguridad Pública, así como la Policía Ministerial, realizan operativos encontrar al sacerdote, quien oficia misas en la parroquia de Los Doce Apóstoles.

El religioso fue reportado como desaparecido por habitantes del municipio. Según testigos, hace unos días encabezó una protesta por los excesivos cobros que realiza en esa zona la Comisión Federal de Electricidad.

En respuesta, los feligreses tomaron la carretera federal 180 y atacaron con fuego instalaciones de la CFE; el Palacio Municipal, el cual saquearon y por la noche le prendieron fuego sin que ninguna autoridad interviniera.

El grupo quemó una patrulla de la Policía Municipal y luego se trasladó al domicilio particular del alcalde, donde destrozaron muebles.

El munícipe denunció que las protestas no tenían relación con la desaparición del cura y responsabilizó de los actos vandálicos al líder de la Organización del Gobierno Autónomo Indígena (OGAI), Wilfrido Martínez.

“Estos sujetos se llevaron hasta el papel de baño de mi casa. Es una pena que el tema del sacerdote desaparecido, que es mi amigo, haya sido tomado por personas que incluso tienen órdenes de aprehensión”, acusó en declaraciones a medios locales.

El obispo de la Diócesis de San Andrés Tuxtla —que pertenece a Catemaco— Fidencio López Plaza, llamó a la población a mantener la paz y orar para que aparezca el sacerdote.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) anunció su solidaridad y apoyo con la Diócesis de San Andrés Tuxtla. En un comunicado firmado por el presidente de la CEM, el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles, así como el secretario, el obispo auxiliar de Monterrey, Alfonso Miranda, expresaron su preocupación “ante los tiempos adversos que se viven en el país en los que la violencia parece cobrar terreno; sin embargo, no debemos perder la esperanza ni desanimarnos frente al mal”.

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