El flujo migratorio que proviene de Centroamérica representa “un gran desafío” para las tres diócesis que hay en Chiapas, ya que las cifras de atención son de hasta cien inmigrantes por día, como ocurría hace dos años, reveló el obispo Felipe Arizmendi Esquivel.

En su mensaje dominical, Arizmendi Esquivel informó que este domingo 13 de noviembre finaliza el Año de la Misericordia, que convocó el Papa Francisco, para conmemorar los 50 años del fin del Concilio Vaticano II, “que marcó una reforma muy profunda en la Iglesia, sobre todo para salir de sí misma y volcarse al servicio del mundo, sobre todo de los más pobres y desprotegidos”.

Dice que el Papa “nos ha insistido en la  necesidad de tener siempre el corazón abierto hacia los que sufren”.

Y así  la Iglesia en Chiapas “se ha distinguido por dar múltiples servicios a los migrantes”, como ocurrió entre 1985 y 1995, cuando la diócesis de San Cristóbal de las Casas, atendió a más de cien mil refugiados guatemaltecos que huían de la violencia.

Desde 1980, la diócesis de Tapachula atendió en el albergue Belén, a inmigrantes de “muchos países” que buscan llegar a los Estados Unidos.

Esta diócesis sostiene los albergues en Arriaga, Huixtla y Mapastepec y se ofrece asistencia a trabajadoras domésticas originarías de Guatemala.

La arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez, promueve un albergue en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, llamado Casa del migrante Jesús, Esperanza en el Camino.

La  diócesis de San Cristóbal de las Casas ofrece tiene el albergue Casa del migrante, donde ofrece asistencia jurídica en Palenque.

Arizmendi Esquivel dio a conocer que en su visita en febrero, se hizo una colecta “para ayudar a los migrantes” y se reunió 250 mil pesos.

Por su parte, el Papa “nos obsequió 80 mil euros para los pobres, que se han destinado para muy diversas necesidades de sacerdotes, religiosas y fieles en necesidad”.

También “se promovió otro pequeño albergue en Comitán, llamado Mambre” y se tramita un terreno de 20 x 60 metros, para un albergue más grande y permanente.

Se abrió una casa para migrantes en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, llamada San Martín de Porres, que es  un centro de acogida para migrantes, principalmente centroamericanos y mexicanos, donde se les brinda una atención digna, ropa, aseo personal, orientación, así como defensa y promoción de los derechos humanos, escucha de sus problemas y seguimiento de las violaciones a sus derechos que han sufrido en su trayecto por el territorio chiapaneco.

Además se construye el albergue en Salto de Agua, que se llama Betania.

En Frontera Comalapa, mientras se adquiere un terreno para un albergue permanente, se habilitó una bodega temporal para migrantes, llamado San José.

También en Frontera Comalapa, se habilita un albergue para quienes solicitan su refugio político y huyen de la trata de personas, llamado San Rafael, que cuenta con una psicóloga, una trabajadora social, un abogado y un sacerdote jesuita.

En Frontera Comalapa, se abrió un comedor para migrantes, llamado Papa Francisco.

Y se ayuda a trabajadores migrantes de Guatemala a regularizar su situación migratoria y que sus hijos vayan a las escuelas.

lsm

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