estados@eluniversal.com.mx
José Manuel Valenzuela López, político locuaz, extravagante, poco serio en eventos oficiales, será investido por tercera ocasión como presidente municipal de Angostura, en Sinaloa, a partir del 1 de enero de 2017.
El Chenel, como se le conoce, con formación política en el sector campesino del PRI, con un carácter que no le avergüenza, como vestir camisas floreadas o sacos sport de colores chillantes, presumió ser un hombre pobre, sin casa propia, pero feliz.
“Yo vivo en casa de renta, no tengo cola que me pisen”, señala el político que obtuvo el triunfo en las pasadas elecciones con el Partido Sinoalense.
Bajo la sombra de un árbol, en una banca de la plazuela principal de Angostura, Valenzuela López, en la primera semana de julio platicó de su vida y sus ocurrencias.
Entre sus extravagancias están el clavado al mar con una corona, su lanzamiento desde el aire en un parachute a la playa, en actos oficiales conmemorativos del Día de la Marina.
Nacido en una comunidad serrana en 1955, en la que su padre cultivó la tierra, vendió semillas y formó varios hogares, en los que procreó 27 hijos. El Chenel atribuyó a un accidente automovilístico, del cual salió ileso, su cambio de vida y de carácter.
A los 24 años, como pasante en la carrera de Derecho, buscó acomodo en la Confederación Nacional Campesina (CNC) en Sinaloa, donde aprendió a litigar en materia agraria, en la época que se acentuó la pugna por la posesión de la tierra, en la década de los 70.
Con sus conocimientos en materia agraria, fincó su nueva residencia en el municipio de Angostura, donde se dio a conocer por los juicios que llevó sobre la tenencia de la tierra.
A los 47 años, postulado por el PRI, se convirtió en diputado local, y tres años después, conquistó —por primera vez— la presidencia municipal de Angostura, localidad reconocida por sus zonas de cultivos agrícolas, ganadería y la pesca.
Su figura cobró notoriedad en su primer trienio (2005-2007), en plena ceremonia oficial del Día del Marino, cuando se lanzó un clavado desde un barco, con la corona al mar, ante la incredulidad de los oficiales de la dependencia federal y funcionarios.
Un año después, el controvertido político, en la misma fecha, se hincó en la playa, rezó por varios minutos y se colocó un arnés de una especie de paracaídas, conocido como chot. Fue jalado por una lancha y elevado varios metros, desde donde eliminó los seguros del arnés y se dejó caer al mar, lo que arrancó la risa y los aplausos de los asistentes
“Siento que con mis locuras alivio la carga de mi pueblo, les brindo un poco de diversión y esparcimiento”, dice.
La segunda ocasión en que ocupó el cargo de edil —de 2010 a 2013— fue a través de la coalición PAN-PRD-Convergencia. El Chenel entonces escenificó otra de sus excentricidades: se convirtió en boxeador.
En una velada boxística, celebrada el 9 de diciembre de 2012, en una pelea pactada a tres rounds, se enfrentó al pugilista profesional en retiro Manuel Matasiete Higuera, cuya decisión de los jueces fue empate.
La singular pelea, que se convirtió en un desfile de políticos y estrellas del boxeo mexicano, entre ellos Fernando Cochulito Montiel, culminó con un reto lanzado por el alcalde al Matasiete de volverse a ver en el ring.
“Fue por una causa noble, se requería de dinero para el DIF, por lo que toda la taquilla se le entregó al organismo”, justificó entonces.
A escasos meses de vencer su segundo periodo como alcalde, enfundado en una bata roja, con una playera con la imagen de la Virgen del Cobre, El Chenel volvió a subir al ring para la revancha con el Matasiete.
Vivir en casa rentada. “Yo no acumulé riqueza en mis cargos públicos; prueba de ellos, es que no tengo dinero en el banco ni construí casa; vivo de renta”, dice Valenzuela, quien como primer edil de Angostura, en el trienio 2011-2013, se colocó entre los cinco presidentes municipales de Sinaloa mejor pagados, con un ingreso mensual de 101 mil pesos.
Según su versión, el dinero no le alcanzaba para darle una buena vida a su familia, pues parte de sus ingresos los distribuía entre gente pobre.
Incluso, meses después de concluir su administración, se vio obligado a vender la tierra agrícola que le heredó su padre, para aguantar “la banca en la política”.
Un gasto de 93 mil pesos del erario, motivó que el Congreso del estado le suspendiera la aprobación de las cuentas públicas del primer semestre de 2011.
A su estilo, desparpajado y poco serio, justificó el gasto en compra de cerveza para los festejos del Día de las Madres y del Día de los Maestros. En una de sus ocurrencias, declaró: “Qué bueno que al pueblo le gusta la cerveza y no el champán u otras bebidas finas, me habrían salido muy caros”.
Las observaciones del Auditor Superior del Estado a sus cuentas públicas del último semestre de su ejercicio como alcalde, por un monto de un millón 644 mil pesos, lo obligó a destinar varios meses de su tiempo en solventarlas para que fueran aprobadas
Con 61 años de edad y un reciente padecimiento cardiaco, el Chenel reflexiona sobre su futuro, en el que se plantea más austero y ahorrativo.
Electo por un tercer periodo como edil de Angostura, no perdió la oportunidad de exhibirse como paciente en un hospital. Fotos en un quirófano, en el que le practicaron un cateterismos, fueron subidas a su página de Facebook. Con su actitud locuaz, entre en serio y broma, pidió: “Corazón, corazón, no me vayas a fallar”.