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Tijuana
Sobre las banquetas jaspeadas de mugre, un centenar de tiendas de campaña resaltan entre verde y anaranjada fosforescente. Una cuerda va de un poste a otro y se mecen pantalones recién lavados de migrantes que por fin han llegado, tras caminar 3 mil kilómetros.
Para estos extranjeros es muy tarde, en los albergues no cabe un migrante más porque otros siete mil llegaron primero. La zona de tolerancia de Tijuana se convirtió en el nuevo barrio haitiano. Los recién llegados deben instalarse en tiendas de campaña montadas sobre la avenida por una organización civil, a unas cuadras de los anuncios de neón colocados en las marquesinas de prostíbulos.
En el norte de Tijuana los residentes se han acostumbrado a ver cientos de migrantes. Incluso, las chicas que por las noches trabajan en los bares les lanzan sonrientes algunas frasecitas en francés. Los haitianos se volvieron omnipresentes. La saturación en los albergues de la ciudad ante la llegada de siete mil migrantes originarios de Haití en los últimos tres meses creó la necesidad de montar un campamento de emergencia para acogerlos. El lugar está montado en el patio y en las banquetas de un albergue que antes sirvió para refugiar a migrantes deportados de Estados Unidos. Se ubica a sólo un kilómetro de la línea fronteriza.
Hay más de 100 tiendas de campaña. El espacio es limitado, pero los haitianos lo agradecen: no están durmiendo en la calle, dicen.
Las mujeres lavan la ropa y los zapatos que se ensuciaron en el camino. También preparan el almuerzo, el menú de hoy es pollo con papas y una buena porción de arroz blanco. Esperarán aquí hasta dos meses para obtener una cita con Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) y solicitar un permiso humanitario para vivir en Estados Unidos.
Crisis
Cuando Sergio Tamai se enoja los ojos se le vuelven dos líneas verticales. Hoy prácticamente desaparen. Dice que el Instituto Nacional de Migración no los ayuda. Señala que hay una mafia dentro del organismo. “Hace meses les dijimos que había un problema en Tijuana, que estaban llegando miles de extranjeros. Pero no hicieron nada. Ahora no hay albergues”, dice.
Sergio Tamai ha sido activista desde que tiene memoria. En Mexicali, Baja California, restauró un viejo hotel para alojar a cientos de migrantes diariamente y fundó el primer Hotel del Migrante de América Latina. Ante la crisis humanitaria que se generó en los últimos días, decidió emprender acciones: un campamento para migrantes extranjeros en Tijuana.
Ya lo había hecho en 2013: a un costado de la línea fronteriza montó un campamento para migrantes mexicanos y centroamericanos.
En ese entonces sacó a los inmigrantes deportados de un canal de aguas negras donde vivían y les ofreció una casa de campaña para que pasaran la noche; sin embargo, el gobierno desmontó el lugar.
Peligros
La Dirección de Atención al Migrante, que ha otorgado las fichas para que los indocumentados puedan cruzar ordenadamente a Estados Unidos, informó que al día de hoy entregaron más de siete mil números. Mientras que el CBP reveló que desde hace tres meses han permitido el paso a 5 mil migrantes originarios de Haití; se estima que en Tijuana aún hay 2 mil migrantes varados. El 26 de septiembre durante una gira de trabajo que realizó por Tijuana, el sacerdote y activista Alejandro Solalinde advirtió que si no se hace algo por ellos, se van a volver contra la sociedad. Destacó que los indocumentados que han llegado a la frontera norte, provenientes de Haití y África, que no conocen México podrían unirse a la delincuencia porque toda persona que no tiene oportunidad la buscará.
En las últimas semanas han comenzado a suscitarse problemas y los haitianos comienzan a sufrir discriminación. En el Desayunador del Padre Chava han externado su molestia porque los haitianos reciben comida. Los dueños de locales en el norte de la entidad han empezado a quejarse por que los caribeños se sientan en las banquetas frente a sus locales. Los tres albergues principales de Tijuana, el Desayunador del Padre Chave, la Casa Madre Asunta y el Ejército de Salvación están al tope de su capacidad.
Se trunca sueño
El pasado 22 de septiembre el Secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, informó a través de un comunicado que a partir de ese día se reanudaría la deportación de ciudadanos haitianos. Es decir, ya no obtendrán permisos humanitarios para ingresar a Estados Unidos.
El cambio en la política migratoria implica que los haitianos que se presenten en los puertos de entrada del país deberán solicitar asilo y comprobar que su vida corre peligro.