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estados@eluniversal.com.mx
Tijuana.— La llegada de miles de migrantes haitianos a Tijuana no se está atendiendo eficazmente, por lo que de no encontrar una solución rápida, podrían engrosar las filas del narcotráfico en México.
El padre Alejandro Solalinde dijo que hay leyes que si no se cumplen se vuelven contra nosotros. “Ahora, es un flujo de migrantes que buscan trabajo y que necesitan ayuda existencial, pero si no se hace algo por ellos, se van a volver contra la misma sociedad y estados”, indicó.
Destacó que los migrantes que han llegado a la frontera norte provenientes de Haití y África, que no conocen México, podrían unirse a la delincuencia organizada no por que sean malos. “Si no hacemos nada por los migrantes de hoy van a convertirse en la amenaza de mañana”, dijo.
En las últimas semanas han llegado miles de migrantes de Haití con la intención de llegar a Estados Unidos y obtener un asilo humanitario, pero ante la saturación obtendrán cita con migración hasta dos meses después.
Se les acabó el dinero. Tienen que hospedarse en hoteles deplorables, en la calle y recibir donaciones de comida de la población.
Citó como ejemplo el caso de los niños y jóvenes salvadoreños después de la guerra civil. Dijo que a pesar de que Estados Unidos se entrometió en el conflicto, cuando fueron a vivir a ese país miles de migrantes salvadoreños y se unieron a las pandillas, lejos de rehabilitarlos los expulsaron. De vuelta en El Salvador se gestó la Mara Salvatrucha.
“No hicimos nada por ellos. Si en Tijuana no se hace algo bien, pronto el crimen organizado le va a quitar el primer lugar a Veracruz en reclutamiento de sicarios. Tijuana lo vivió, por qué no aprende esa lección”, dijo.
El padre Alejandro Solinde ofreció una conferencia de prensa en las instalaciones del albergue Juventud 2000, donde activistas colocaron 100 casas de campaña, ante la falta de espacio en los refugios de la ciudad para miles de migrantes haitianos.
Se colocó una mesa en las puertas del lugar y durante toda la conferencia indocumentados ingresaron con bolsas de comida, ropa y ocuparon una de las casas de tela que fueron montadas en el patio.
Después encabezó una marcha acompañado de unos 150 migrantes para pedir al gobierno de Estados Unidos que flexibilice la entrega de asilos humanitarios.
El grupo caminó por las calles de la zona norte de Tijuana, los participante usaron un chaleco fosforescente para no tener problemas con la policía, que los acompañó y los fotografió en todo momento. La temperatura alcanzó los 30 grados centígrados, por eso el padre usó una gorra blanca y unos lentes de sol. Llevaba una pancarta en la mano con la leyenda: “Obama otorga asilos humanitarios”. Al llegar a la garita de San Ysidro, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) movilizó a agentes de la Patrulla Fronteriza.
Los policías se postraron a la altura de los tubos amarillos que separan a México de Estados Unidos, para que Solalinde y los migrantes no ingresaran. El sacerdote se mostró respetuoso en todo momento y pidió orden. El grupo bloqueó la frontera más transitada de todo el mundo, por donde ingresan diariamente 25 mil vehículos. El cierre vial apenas duró unos minutos y se retiraron del lugar.