Dentro de las primeras acciones en la víspera de que se cumplan dos años de la desaparición de los 43 normalistas en Iguala, padres de familia y estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, tomaron la caseta de cobro de Palo Blanco, de la autopista Cuernavaca-Acapulco, con todo y la presencia de policías antimotines federales.
En la toma de la caseta de cobro de Palo Blanco, que inició como a las 12:00 horas y culminó a las 12:30 horas, participaron unos 200 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, que junto con padres de familia permitieron el libre tránsito de vehículos a los que se les pedía una cooperación para sostener su movimiento por la presentación con vida de los 43 normalistas, desaparecidos en los hechos violentos del 26 de septiembre en Iguala.
La protesta de los padres de familia y de los estudiantes de Ayotzinapa, estuvo vigilada por unos 300 policías antimotines federales y estatales, que se mantuvieron en el lugar hasta que los inconformes liberaron las casetas de cobro para retornar a las instalaciones de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos”, ubicadas en Tixtla.
Felipe de la Cruz, vocero de los padres de familia de los 43 normalistas desaparecidos, y Vidulfo Rosales Sierra, abogado defensor del grupo Tlachinollan, dieron a conocer que la toma de la caseta de Palo Blanco, es una de las primeras acciones programadas para continuar exigiendo al gobierno federal, la presentación con vida de los 43 jóvenes normalistas, porque dijeron que “vivos se los llevaron y vivos los queremos”.
Dijeron que la presencia de los policías antimotines forma parte de un acto represivo y una violación a la Constitución, porque su acción viola el derecho a la libre manifestación y de libre tránsito.
Informaron también que para el 26 de este mes en que se cumplirán dos años de la desaparición de los 43 normalistas, se llevará a cabo una marcha nacional en la Ciudad de México, para seguir presionando al gobierno federal a que les diga la verdad sobre el paradero de los jóvenes porque coincidieron en señalar que hasta ahora no creen que hayan sido incinerados en el basurero de Cocula, de acuerdo con las investigaciones que realizó la PGR.
Felipe de la Cruz, dijo por su parte que a pesar de que se van a cumplir dos años de la desaparición de sus hijos, “no vamos a descansar hasta encontrarlos, no nos vamos a rendir, ni nos vamos a ir a llorar nuestro dolor a nuestras casas, seguiremos presionando al gobierno para que ponga más seriedad en la búsqueda de nuestros 43 jóvenes”.
María Elena Guerrero, madre de Giovanni Galíndez, uno de los 43 normalistas desaparecidos, dijo por su parte, que la esperanza los mantiene todavía firmes y con energía, para seguir buscando a sus hijos, “no importa que nos enfermemos, que a veces comamos una vez al día, no voy a irme a sentar a llorar a mi casa, porque el amor por nuestros hijos, es lo que nos mueve para seguir luchando”.
Tanto Felipe de la Cruz, como la señora María Elena Guerrero, aseguraron que el gobierno les ha ofrecido dinero a cambio de desistan de su lucha por encontrar con vida a sus hijos y que acepten la verdad que les han dado a conocer, de que sus hijos fueron quemados en el basurero de Cocula, pero que ellos han rechazado ese soborno y el resultado de la investigación de la PGR, “nosotros no queremos dinero, nos importa la vida de los muchachos y queremos que nos los regresen vivos”.
jram