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Oaxaca.— “¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Me matan! ¡Me llevan!”. El grito de la mujer se ahogó en el trajinar diario de la zona urbana al norte de la capital. Grito que fue el inicio de 17 días del infierno de “María Elena”, secuestrada en plenas fiestas de la Guelaguetza.
Sin embargo, su caso, como el de dos más, tuvo un final inesperado, pues fueron rescatados mediante un operativo implementado por la Policía Federal y la Unidad Especializada contra el Secuestro de la Fiscalía General del Estado, que además detuvieron a la banda de sus captores.
“María Elena”, microempresaria, vive para contar —sin mayores detalles, por la indagatoria en curso— el suplicio que vivió y por cuyo rescate pedían 15 millones de pesos, dinero que no tiene.
En las regiones Costa, Valles Centrales, Istmo de Tehuantepec y Cuenca del Papaloapan los plagios y los intentos han escalado de manera alarmante y han generado sicosis entre las clases media y alta de la sociedad. La mayoría de los casos no es denunciada.
Caso frustrado. Apenas el lunes pasado, un comando intentó cometer un secuestro en la zona conurbada a la ciudad de Oaxaca, lo que derivó en una persecución policiaca, la detención de cuatro individuos con armas de alto poder y fornituras, uno de los cuales resultó herido; se encuentra hospitalizado y con extrema vigilancia.
La Secretaría de Seguridad Pública informó que la refriega inició en la colonia Reforma Agraria, al sur, y culminó dos horas después en la Llano Verde de San Sebastián Tutla, al oriente.
Los detenidos traían consigo tres armas largas, una con mira telescópica; un chaleco antibalas de tipo táctico con fornituras, y un vehículo robado.
Chocan ciudadanos con las cifras oficiales. Según la Fiscalía General en la entidad, de enero a julio se han cometido 16 plagios, un promedio de dos cada mes. Asegura que este delito ha ido a la baja en el actual sexenio, pues en 2011 fueron 63 casos, en 2012 sumaron 56, al año siguiente 45; en 2014, 38, mientras que en 2015 fueron 25.
Destaca que la Unidad Especializada contra el Secuestro es una de las pocas certificadas a nivel nacional y ha dado resultados positivos.
Sin embargo, organizaciones ciudadanas perciben que lo único que ha bajado es la denuncia, por miedo.
Destacan que las cifras de años pasados son recuento de un año, mientras que las de 2016 responden sólo a ocho meses.
En este sentido, el 14 de agosto, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) informó que a través de la Policía Federal se logró la liberación de dos víctimas y la detención de una banda de 13 presuntos plagiarios en Oaxaca. Expuso que el caso de una menor de 17 años ocurrió en el centro de la ciudad de Oaxaca el 25 de julio y el de una empresaria, el 28 del mismo mes; ambas fueron recuperadas el 13 de agosto, al poniente de la capital.
Detalló que a través de la Dirección de Investigación se identificaron los tres vehículos empleados para interceptar a las víctimas, lo cual fue clave para localizar el refugio y detener a los probables delincuentes.
El 24 de agosto, en la colonia del Bosque de Santa Lucía del Camino, municipio conurbado a la capital, fue secuestrado un empresario tortillero; el día 29, mediante un operativo y enfrentamiento, se logró rescatar a esta víctima y detuvieron a seis presuntos delincuentes, originarios de Tabasco, Puebla y Veracruz.
El 31 de agosto, la Fiscalía General dio a conocer la aprehensión de 10 presuntos plagiarios, uno de ellos identificado como líder de la banda, Julio Cesar “N”, quien “años atrás perteneció a la Policía Ministerial de Oaxaca; en 2011 fue aprehendido por el delito de homicidio y posteriormente por secuestro.
Final feliz. Con ayuda médica y sicológica, “María Elena” intenta rehacer su vida. Está agradecida con los policías que lograron su liberación, pero no olvida el trauma de 17 días encerrada en un cuarto, con los ojos vendados y maniatada.
En tres ocasiones se puso en huelga de hambre para intentar convencer a sus plagiarios de su liberación; varias veces amenazaron con violarla; en distintas fechas sus captores bebían y se drogaban; dos mujeres la vigilaban. “Estoy agradecida con Dios y con la vida por haber salido bien librada; ni al peor enemigo ni al peor político le deseo una situación así”, dice.