Pachuca.— Érase un informe de gobierno sin aplausómetro, ese registro de la gente con importancia, que se activa en los grandes eventos. Pero cuando el gobernador Francisco Olvera Ruiz, termina de agradecer la amistad de Miguel Ángel Osorio Chong, la clase política local rinde un aplauso de 31 segundos, de esos que suben, bajan y vuelven a crecer en sonoridad.

El secretario de Gobernación, en calidad de ex gobernador de Hidalgo, del periodo anterior, en el que Olvera Ruiz fue su secretario de Gobierno, inclina la cabeza, aprieta los labios, en un gesto de modestia.

Rosario Robles Berlanga, titular de Sedatu, en la mesa directiva de la Cámara de Diputados de Hidalgo, es la representante del presidente Enrique Peña Nieto. Ahí escucha las palabras de Olvera Ruiz dirigidas a Osorio Chong.

“Me merece respeto y orgullo, por el enorme trabajo que está haciéndo al frente de una dependencia, que sin lugar a dudas resuelve con gran responsabilidad grandes temas de la vida nacional”. Agrega: “Desde luego está haciendo un gran papel para hacer de México un país en paz y tranquilidad”. Con el énfasis de los discursos priístas que acompañan el aplauso del público, remarca: “Saludo con amistad y respeto al licenciado Miguel Ángel Osorio Chong”.

Antes, las palmas para Omar Fayad, gobernador entrante, marcan cinco segundos, una baja intensidad que no percibe el aplausómetro. Los ex gobernadores Otoniel Miranda y Adolfo Lugo Gil reciben nueve segundos.

El ex procurador General, Jesús Murillo Karam, y José Ángel Núñez merecen 10 segundos cada uno.

Hace tiempo que un auditorio local no veía a Jesús Murillo Karam, así que legisladores, alcaldes, la crema de la burocracia están de plácemes; lo saludan con gusto.

La fuerza es mayor en el secretario de Gobernación. Sólo hay que ver su arribo al salón de sesiones del Congreso. Parte plaza. Ha terminado la intervención de Antonio Chávez Barraza (PVEM) con el posicionamiento de su grupo. La atención se centra en el acceso, donde nace una exclamación, aplausos, la expectativa pone a muchos de pie. Cámaras de televisión y fotográficas precede a Osorio Chong.

Omar Fayad Meneses, gobernador electo, del otro lado del pasillo, tiene de vecino al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, y ambos han llegado juntos. Ernesto Gil Elorduy, presidente de la Junta de Gobierno del Congreso, encabeza la comisión de cortesía que acompaña a Olvera y Robles a su llegada a esta ceremonia, sexta y última para el gobernador que tiene un ambiente de civilidad política.

Sólo el PRD, por conducto de la diputada Imelda Cuéllar Cano, contrasta en los posicionamientos que se expresan ante el gobernador Olvera Ruiz. Dice que la de su partido ha sido crítica propositiva; lamenta la pobreza ancestral y señala en las causas la “falta de alternancia”.

La esposa del gobernador Guadalupe Romero Delgado y sus dos pequeños hijos, Francisco y Jorge, están en la fila de honor, atrás de las curules de los diputados. Todos se ven en dos grandes pantallas a los lados de la mesa directiva. Este Congreso no tiene tablero electrónico y a viva voz se pasa lista.

Un hombre alto, delgado, pelo cano, encarna las maneras del triunfador, ocupa una luneta en la misma fila en el lado opuesto del salón. Quizá es el invitado que más tiempo ocupó en llegar a su lugar. Abrazos por doquier, levantaba cumplidos y promesas de personas deseosas de estar a sus órdenes.

Este caballero es Jesús Martínez Patiño, presidente del Grupo Pachuca, el exitoso empresario que ha fortalecido al equipo de fútbol de Primera División, para beneplácito de la afición que aquí se da con vitalidad religiosa. “Seré respetuoso del nuevo gobierno y apoyaré sus políticas”, anuncia Olvera, agradece Omar Fayad con una inclinación de cabeza que todos ven en las pantallas.

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