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Hace un año, Polo y sus compañeros tuvieron una crisis de depresión: el 8 de julio del año pasado entró en vigor la Ley General de Vida Silvestre, que prohíbe espectáculos de animales en los circos. Pero Polo no sólo es un jaguar, también era un artista, al que le quitaron los aplausos y, al parecer, las ganas de vivir.
Las circunstancias se conjugaron y trajeron a este lugar, en Hidalgo, a 93 animales de diversas especies como Polo, que pertenecían a los circos Chino de Pekín, Atayde, Montana y Bradley, donde encontraron una nueva familia.
La llegada de esos animales al Ecoparque en Tizayuca fue producto de la aplicación de la ley, cuyo artículo 78 establece la prohibición para utilizar animales en espectáculos circenses, con sanciones que van de 50 a 50 mil días de salario mínimo, es decir, de 3 mil 652 a 3 millones 652 mil pesos.
En junio de 2015, la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) informó que 199 circos en el país contaban con registro para realizar espectáculos con animales fuera de su hábitat, aunque según la dependencia federal sólo operaban 76. De acuerdo con el padrón, encontraron mil 46 ejemplares de fauna silvestre verificados. Ahora no se sabe cuántas carpas, que tenían como espectáculo principal a los animales, han cerrado.
De julio de 2015 a junio 2016, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha realizado 15 inspecciones a circos en Yucatán, Oaxaca, Tabasco, Chihuahua, Veracruz, Sonora, Michoacán, Tamaulipas, Querétaro, Sinaloa y Nuevo León.
En ese lapso ha asegurado 57 ejemplares por diversas faltas, como no acreditar su procedencia legal, no observar un trato digno y respetuoso, así como abandono.
Entre otros, ha encontrado tigres, camellos, papiones, dromedarios, monos araña, elefantes, oso negro, chimpancés, llamas y ciervos; Veracruz y Yucatán son los estados con el mayor número de animales asegurados.
En contraste, los dueños de circos comenzaron a buscar la forma de colocar a sus animales y la mayoría fueron vendidos o donados.
La oportunidad
Con la ley, la pérdida de unos se convirtió en la ganancia de otros. El alcalde de Tizayuca, Juan Núñez Perea, en ese entonces tenía en puerta el proyecto de un Ecoparque, que tomó forma durante la lucha que protagonizaron los cirqueros para tratar de frenar esta disposición.
Un predio en la comunidad de Tepojaco saltó a las noticias en marzo de 2015, cuando los dueños de las carpas confinaron a los animales en ese lugar, ya que argumentaron que no tenían previsto qué hacer con ellos. Entonces el proyecto aterrizó: la información de que la Presidencia Municipal quería adquirir animales se hizo pública y así llegó a oídos de los cirqueros, quienes se pusieron en contacto con el edil.
Núñez Perea cuenta que en Tizayuca, donde ha sido presidente municipal en tres ocasiones, se logró recuperar un predio utilizado como depósito de basura, a través de una donación de 10 hectáreas, lo que permitió dar vida al Ecoparque, en donde se construyó un vivero de cactáceas, un área de juegos mecánicos y una más destinada a los animales.
Para ello se adquirió un lote de 93 especímenes, compuesto por llamas, camellos, jaguares, osos, tigres blancos, águilas, monos, 20 caballos árabes y lo que constituye el grupo de dromedarios blancos más grande de América Latina, con siete ejemplares. El costo fue de un millón 800 mil pesos.
En Estados Unidos, un tigre blanco como los que tiene el ayuntamiento alcanza un precio de 40 mil dólares, “prácticamente nos los regalaron”, ya que cinco tigres fueron adquiridos en 50 mil pesos, dice el edil.
Cuenta que durante su trato con los cirqueros se percató de que los animales formaban parte de su familia. “Hubo quien con lágrimas en los ojos nos contó cómo los habían visto nacer y habían alimentado con una mamila”.
El parque aún está en construcción, pero ya recibe la visita de entre mil 500 y 2 mil personas los fines de semana. La entrada es gratuita, pero se espera que en cuanto quede concluido se cobre una cuota de recuperación.
Aquí el consentido es Polo, un jaguar de 15 años que ya es considerado longevo, y que en cautiverio podría vivir cinco años más.
Sus pasos lentos revelan su edad. Como el resto de los animales, no llegó maltratado; algunos ejemplares presentaban problemas por sus años o su actividad en el circo, pero ninguno fue lesionado por placer o enojo, señala la médico veterinaria Nayeli Padilla.
El jaguar es uno de los animales más temidos, pero Polo es el más sociable. Llegó triste, pues no sólo extrañaba los aplausos de su público, también a sus cuidadores. “La apatía era tal, que se negaba a comer; nos costó mucho quitarle la tristeza; aún ahora muestra algunos signos”, dice la especialista.
El delegado de la Profepa, Mario Viornery Mendoza, señaló que de los 11 circos en Hidalgo, sólo se encuentran activos tres.
Propiedad de la nación
Un total de 35 animales, de los 120 que tenía el Circo Stardust en Tabasco, permanecen bajo resguardo del empresario circense Raúl Torres Fócil, conocido como Mago Chong Tall, pero ante lo costoso para seguir cuidándolos serán entregados a la Profepa.
Explica que con la prohibición muchos circos decidieron cerrar, porque dejaron de ser atractivos para los espectadores, y acusa que la ley fue hecha por intereses políticos y para ganar votos. “Hubo una posición política, eran campañas y era ganar votos, eso era todo, porque en realidad nunca ha habido protestas en contra de los circos”, afirma el empresario.
Para seguir sosteniendo en condiciones óptimas a los animales que le quedan, señala, gasta en promedio de 15 mil pesos al mes, además de pagar el salario de seis empleados que están las 24 horas cuidando de ellos, dándoles comida.
Explica que en unos 20 días les entregarán el inventario 2016 y con ese documento irán a la Profepa para decirles: “Estos animales son propiedad de la nación, porque para nosotros es imposible seguirlos sosteniendo”.
El empresario acondicionó una bodega y un terreno con un pequeño lago para que los animales vivan en condiciones adecuadas.
Aseguramientos
En Hermosillo, Sonora, el único caso que se ha presentado desde antes de que entrara en vigor la ley, es el de un camello que primero lo ubicaron en un predio de la colonia Las Minitas (a finales de 2014), según denuncias de los habitantes, y después hubo otra queja de que estaba en el ejido de La Colemna (en septiembre de 2015), pero al parecer resultó ser el mismo.
Cuando las autoridades de la Profepa acudieron al lugar, estaba abandonado, amarrado, sin comida ni agua y con heridas provocadas por los cables con los que estaba amarrado, por lo que fue rescatado y entregado en depositaría a un particular; luego apareció un particular que se presentó como representante de un circo y dueño del animal, pero hasta el momento no ha comprobado la legal procedencia.
En Monterrey, Nuevo León, la delegación de la Profepa ha procedido al aseguramiento de ocho animales exóticos, algunos utilizados en espectáculos circenses, entre ellos un tigre de bengala que hizo perder un ojo a un ciudadano de Camerún, responsable de su cuidado.
Los tigres fueron enviados al zoológico La Pastora, de esta entidad, y el 5 de mayo, por motivos de capacidad del parque, se realizó su traslado al zoológico de Sahuatoba, Durango.
En Culiacán, Sinaloa, cinco tigres y dos osos fueron asegurados —tras una denuncia ciudadana en redes sociales— a un circo en forma precautoria, por estar confinados en pequeñas jaulas, en condiciones de salud precarias y notoria pérdida de peso. Se encuentran en depósito temporal en la Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre, Uma Fiesta Zafarí Zoo.