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Huatulco.— Su vida es la pesca junto a Cyndi; en los más de 20 años que ha salido todos los días del embarcadero Santa Cruz, en Huatulco, no recuerda una situación tan crítica como la que están viviendo los lancheros.
Joaquín Marcelino llega al embarcadero antes de que salga el sol; ahí lo espera Cyndi, su lancha lista para llevarlo a mar abierto y tirar la línea.
En un día bueno de pesca reúne hasta una tonelada de huachinango, barrilete o sierra, pero desde hace más tres semanas la situación para los pescadores es crítica; no tienen gasolina para trabajar.
Marcelino prepara sus cosas. Lo acompaña su sobrino Víctor, de 10 años, y otro ayudante. Pescará algún par de horas, lo que le alcance el poco combustible que lleva.
Tira el anzuelo, al parecer pica uno, pero al momento de jalar la línea no hay nada. Intenta de nuevo, una vez más... luego de varias pruebas un barrilete muerde el anzuelo.
Molesto mientras jala de la cuerda, Joaquín pide que el gobierno retire los bloqueos; incluso advierte que los lancheros están hartos de la situación y en cualquier momento podría haber algún enfrentamiento con los profesores que mantienen las barricadas.
“Somos 274 pescadores afectados en Huatulco, pero también hay en Puerto Ángel, Pinotepa y Chacahua. Ayer hablaba con algunos líderes de pescadores y hay comentarios de que quieren ir a desbloquear; van a ir con palos y machetes a todo lo que da”, advierte Joaquín.
El pescador, de 40 años de edad, afirma que al gremio no le va bien desde que los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) comenzaron con sus bloqueos en distintos puntos de Oaxaca impidiendo el paso constante de las pipas de gasolina.
“Me dedico a la pesca, este es el sustento de nuestras familias y la situación es muy grave en Huatulco porque las manifestaciones de los maestros nos afectan con todo”, lamenta.
En su lancha esperan dos contenedores y hielo, tiene la esperanza de que hoy pueda recuperarse o por lo menos sacar para poder ir a buscar dónde comprar más gasolina y obtener algo de dinero para comer en los próximos días; la luna le dice que la suerte puede estar de su lado.
“En un día normal sacamos una buena pesca de hasta una tonelada, si mal nos va, 150 kilos de huachinango, pero en estos días nos falta la gasolina, y no tenemos ni para ir a comprar”.
Al igual que otros, Joaquín le entró a la compra clandestina de combustible, pero fue peor, puesto que el litro lo consigue al doble.
“Tengo dos hijos que mantener; desgraciadamente como está la pesca ahorita no es rentable, tengo que buscar otro medio para sobrevivir”, explica mientras recorre parte del mar.
Mientras se dirige a otro punto donde está seguro que podría haber pescado, indica que si el gobierno no hace nada con los bloqueos “nosotros menos, porque no nos podemos enfrentar con los maestros porque se va a llegar a un conflicto mayor”.
Señala que como padre de familia no es verdad que todos estén a favor de los maestros y que hay muchos que no los apoyan para sus manifestaciones, y que ahora “menos”.
“Está mal lo que hacen los maestros, que se manifiesten, pero que no nos afecten; nosotros no tenemos por qué pagar los platos rotos”, dice.
De pasar 25 horas en el mar y gastar alrededor de 2 mil pesos en gasolina, que los recuperaba con lo que llegaba a su línea de pesca, ahora apenas alcanza para estar dos horas en el mar y regresar al embarcadero.
Su combustible se agota, es hora de regresar, aunque derrotado. Le fue mal, la luna no le ayudó y menos el poco combustible que cargaba. Un pescado fue todo lo que la mar le regaló para subsistir.