La empresa canadiense Alamos Gold mantiene siete concesiones pendientes de ejecución en cuatro municipios del estado a pesar de los graves daños ambientales, sociales y al patrimonio cultural que causaría, advirtió Lilian González Chevez, integrante del Frente Morelenses contra las Minerías a tajo abierto.


Explicó que la empresa, que ha cambiado de nombre diversas ocasiones, trabaja en tierras morelenses desde 2002 en la localidad de Tetlama, en Temixco, donde a costa de “comprar” a los pobladores, cesó la oposición al proyecto minero.


Sin embargo, no es el único municipio donde la empresa tendrá presencia ya que, de acuerdo con González Chevez,  la minera canadiense tiene concesionadas 15 mil hectáreas en los municipios de Miacatlán, Xochitepec y Cuernavaca, donde busca la aprobación de los comuneros y ejidatarios para pasar por sus tierras, extraer plata, antimonio arsénico y mercurio, además de oro.


“El pasado seis de junio la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) negó la carta de impacto ambiental, pero la empresa tiene 50 años para hacerlo porque así se lo permitieron las autoridades”, dijo.


El impacto de una mina inicia con el daño ambiental, en ocasiones irreversible, detalló González Chevez, porque se destruyen cerros completos ya que por cada gramo de oro se demuelen al menos cuatro toneladas de roca con el uso de cianuro y explosivos que, en el caso de Miacatlán, la empresa pretende instalarse a 1.5 kilómetros de la zona arqueológica de Xochicalco.


“A decir de los propios arqueólogos la vibración de la explosión puede ocasionar derrumbes en la zona arqueológica, causar daños estructurales a las casas y provocar enfermedades respiratorias, en la piel, malformaciones en bebés durante el embarazo, abortos, entre otras afectaciones”, abundó.


También hay riesgo de que las filtraciones de metales pesados como el zinc contaminen los mantos acuíferos, así como las lagunas Coatetelco y el Rodeo.


La empresa asegura que dará empleo a 400 lugareños, declaró la especialista, pero sólo para la construcción de la barda y algunas edificaciones cuyos trabajos se realizan alrededor de un año, pero contratará a especialistas en la extracción de los metales mientras que el daño y la contaminación en las lagunas, sólo en esa zona, afectará a mil 200 pescadores, explicó.


Los activistas denunciaron que el proyecto sigue y que las declaraciones de las autoridades en el sentido contrario son erróneas, por lo cual este fin de semana se llevará a cabo el encuentro Mexicano de Resistencias en Miacatlán, en la cabecera municipal.


González Chevez dijo que la minería a cielo abierto permite recuperar el oro del resto del material removido, de manera intensiva, con grandes cantidades de cianuro, una sustancia muy tóxica, y durante el proceso se cavan cráteres gigantescos, que pueden llegar a tener más de 150 hectáreas de extensión y más de 500 metros de profundidad.


En términos ambientales y sociales, abundó, ninguna actividad industrial es más devastadora que la minería superficial a cielo abierto. Puede alterar cursos de aguas, formar grandes lagunas y montañas del material desechado entre otros daños, afirmó.

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