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El arzobispo de Antequera-Oaxaca, José Luis Chávez Botello, lamentó el fallecimiento de ocho personas durante los hechos violentos registrados el domingo pasado en Oaxaca; pidió evitar el “apasionamiento” y la difusión de rumores, a fin de preservar el bien común.
A través de un mensaje difundido por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), el prelado comentó que tras los sucesos del domingo se generó un clima de desorientación, confusión, angustia y rumores que “agravaron la situación y causó mayor tensión”; por lo que llamó a preservar la unidad.
“Convoco a toda las personas de buena voluntad, sobre todo a los católicos a la sensatez, a la prudencia, a evitar la precipitación y el apasionamiento, a no promover rumores sino a salvaguardar la verdad, cuidar la unidad y la armonía para preservar el bien común en el marco de la vocación innata a la protección y defensa de la vida. Aportemos todos nuestros conocimientos, capacidades y lo mejor que tenemos para lograr juntos la Reconciliación y la Paz”, expresó.
Chávez Botello reconoció el trabajo de los medios de comunicación así como la intervención oportuna de la Defensoría de los Derechos Humanos de Oaxaca y de la Comisión Nacional que favorecieron “un ambiente de distensión”.
Indicó que la Iglesia abrió sus puertas para dar atención a todas las personas sin distinción para brindar los primeros auxilios a quien lo necesitara; detalló que en la Parroquia de Santa María de la Asunción Nochixtlán se brindó la población con material de curación y víveres, también en los servicios de unos 8 médicos, 12 enfermeras y 20 voluntarios que atendieron a 35 personas lesionadas.
Mientras que en la ciudad de Oaxaca, ante la solicitud de un grupo de médicos voluntarios, la Arquidiócesis brindó un espacio en el Centro de Pastoral para servicios médicos, en el que de inmediato se recibió de nuestros fieles el solidario apoyo con material de curación.
“Nos solidarizamos con las familias de los que fallecieron y de los que resultaron heridos.
Intensifiquemos la Oración a todos los niveles; la oración personal, en familia, en los grupos y movimientos apostólicos, en todas las comunidades y Parroquias para que Dios mueva los corazones de todos y nos disponga al diálogo, al entendimiento y a la disposición de resolver el conflicto de manera constructiva con palabras, gestos, acuerdos y acciones que beneficien a todos”, subrayó.