En Chiapas, con el paro magisterial que el pasado 15 de junio cumplió un mes, “los de arriba” han perdido la “guerra mediática”, declaró el Subcomandante Galeano del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
En un comunicado titulado Apunte sobre la guerra contra el magisterio en resistencia, el rebelde dice que los zapatistas “hemos vistos a familias enteras, en el medio rural y el urbano, apoyar al magisterio”.
El apoyo del pueblo a favor de los maestros no es solo de consignas, como “este puño sí se ve”, “el pueblo unido jamás será vencido”, porque “abajo sigue siendo de elemental principio la solidaridad”.
“Si en movilizaciones anteriores del magisterio rebelde, la ciudadanía (ese término que oculta la desigualdad) se mostraba hastiada y molesta, ahora las cosas han cambiado”, considera.
En Chiapas, “cada vez más son las familias que socorren a los maestros, los apoyan para sus viajes y marchas, se angustian cuando son agredidos, les ofrecen alimentos bebidas y refugio”.
Estas familias según la taxonomía de la izquierda electoral, estarían “embrutecidas” por la televisión, “son come tortas”, “están alienadas”, “son acarreadas”, “no tienen conciencia”.
Galeano sostiene “pero al parecer, la descomunal campaña mediática en contra del magisterio que resiste, ha fracasado. El movimiento de resistencia contra la reforma educativa se ha convertido en un espejo para cada vez más gente-gente (es decir, no la de organizaciones sociales y políticas, sino gente común)”.
“Así el movimiento de resistencia contra la reforma educativa se han convertido en un espejo para cada vez más gente-gente (es decir, no la de organizaciones sociales y políticas, sino gente común”.
“Como si se hubiera despertado un sentimiento colectivo de urgencia ante la tragedia que viene. Como si cada golpe de tolete, cada bomba de gas, cada bala de goma, cada orden de aprehensión, fueran consignas elocuentes: “hoy la ataco a ella, a él; mañana iré por ti”. Tal vez por eso, detrás de cada maestro hay familias enteras que simpatizan con su causa y con su lucha”.
Agrega que: “¿Por qué? ¿Por qué un movimiento que ha sido ferozmente atacado por todos los frentes sigue creciendo? ¿Por qué, si son “vándalos”, “holgazanes”, “terroristas”, “corruptos”, “opositores-al-progreso”, mucha gente de abajo, no poca de en medio, y hasta alguna de arriba, saluda, así sea a veces en silencio, al magisterio que defiende lo que cualquier persona defendería?”.
Sostiene: “Del “éxito” de la guerra mediática contra la CNTE da cuenta una pancarta que rezaba “Gracias maestro, por enseñarme a luchar”. Otra más señalaba: “No soy maestro, pero soy chiapaneco y estoy contra la reforma educativa”.