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El obispo de la diócesis Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, propuso que el gobierno dialogue con los grupos de la delincuencia organizada para llegar a acuerdos que permitan terminar con la violencia que se vive en Guerrero, y propuso legalizar la amapola con fines medicinales para ayudar económicamente a los habitantes de la sierra de Guerrero, “porque si no se les ayuda, podría haber hasta un levantamiento armado”.
En entrevista en la parroquia del barrio de La Santa Cruz el prelado retomó la idea del gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo Flores, de avanzar hacia la legalización no solo de la mariguana, sino también de la amapola con fines científicos para producir medicina y de esta manera “reducir la violencia en la sierra de Guerrero”.
Indicó que con la legalización de la amapola, se terminaría con muchos problemas que existen desde hace años en las partes serranas de Guerrero, como son las regiones de Tlapa, Tierra Caliente y Centro (Filo Mayor), donde los campesinos se dedican a la siembra de enervantes por falta de apoyo de los gobiernos.
Agregó que si en Estados Unidos se legalizó la amapola con fines medicinales desde 1980 por qué no se hace lo mismo en México, sobre todo en un estado pobre como Guerrero donde los campesinos siembran la amapola con riesgo de perder su libertad o la vida, porque no tienen otra salida para poder subsistir.
Luego planteó que debe darse el diálogo entre el gobierno y los grupos del crimen organizado, en torno a la siembra de enervantes y su posible legalización para que ya no sea un asunto de persecución y reducir la violencia.
Sostuvo que de llegar a legalizarse la siembra de la mariguana y la amapola con fines medicinales, se les daría una alternativa para su desarrollo y poder subsistir, porque afirmó que entre los habitantes de la sierra de Guerrero, persiste el hambre, y opinó que este problema social, “es la madre de todas las guerras y si no se les ayuda, entonces si podría haber hasta un levantamiento armado”.
msl