El obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel pidió al magisterio chiapaneco que sus manifestaciones sean pacíficas, que no permitan que se les introduzcan desestabilizadores profesionales, que eviten destrozos a patrimonios privados y en edificios públicos “que son de la comunidad”.
Y sobre todo que no afecten los derechos de los niños a tener las clases que les corresponden, y en la medida de lo posible, eviten bloqueos que convulsionan y dañan a Chiapas.
En ocasión del Día del Maestro, el prelado dijo respetar y comprender las luchas magisteriales por sus derechos.
“Es su derecho y su deber marchar por la defensa de lo que en justicia les corresponde. Si en verdad la reforma educativa les perjudica, no dejen de manifestar su inconformidad. La resignación pasiva ante lo que en verdad fuese una injusticia, no es digna de ustedes”, enfatizó.
Les aclaró sin embargo que ni el Estado, el magisterio ni la Iglesia son dueños absolutos de la educación, ya que los primeros responsables de la educación son los padres de familia y los mismos alumnos.
Los maestros son servidores de la educación, destacó el líder católico, por ello, los padres de familia y los alumnos deben ser consultados si su escuela participa o no en un paro de labores, en el cierre de instalaciones, en no dar clases un día en que sí debería haber clases, argumentó.
Puntualizó que los padres de familia son quienes tienen los derechos prioritarios en la educación de sus hijos, porque los han engendrados; son los primeros educadores y pagan, con sus impuestos, a los maestros.
Tomen decisiones en consulta con los padres de familia, planteó a los maestros.
Docentes adheridos en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) se sumaron este domingo al paro nacional de labores en contra de la reforma educativa.
Los maestros marcharon y se concentraron en campamentos en las afueras del Palacio de Gobierno y en el zócalo de la ciudad.
afcl
