Cada día aumentan más las amenazas en las redes sociales, así como su peligrosidad. Menores de edad y jóvenes se exponen de forma constante a ilícitos y al escarnio social por el ciberacoso, pornografía infantil, revelación de secretos, acceso ilícito a sistemas (modo haking), hackeo de redes, amenaza o chantaje con divulgación de fotos, mensajes o videos, el sexting (intercambio de fotografías o videos con contenido erótico) y el grooming (el engaño de adultos para atraer a menores con fines sexuales).
El Fondo para la Infancia de las Naciones Unidas (Unicef) alerta que el ciberacoso, en cualquiera de sus modalidades, representa un riesgo para las víctimas que incluye enfermedades, embarazos no deseados, trastornos psicológicos, estigma, discriminación, dificultades en la escuela, y hasta el suicidio en caso extremo.
“El hecho que alguien robe su privacidad, que la haga pública… absolutamente nadie tiene el derecho de hacerlo”, reprocha María Fernanda Cruzado, madre de una joven que fue videograbada al ser atacada sexualmente y las imágenes difundidas en redes sociales y una página porno.
Si bien Faceebook y WhatsApp ocupan los primeros lugares en uso, niños y jóvenes ahora realizan el intercambio de información por redes nuevas y “efímeras” como Snapchat y Periscope, donde no se encontrarán a sus padres y la caducidad de imágenes o videos es corta.
“La grabaron dentro de un baño y subieron el video primero a WhatsApp y luego lo viralizaron cuando ya estaba en la página estadounidense con contenido pornográfico”, agrega la madre de la estudiante de la Universidad del Valle de México, campus Boca del Río, Veracruz.
Con la llegada de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC’s), las personas tienen dos vidas: la física y la virtual. En la mayoría de las casos son paralelas y congruentes, pero cada vez es más frecuente que los delitos que se cometen en presencia física se lleven al mundo digital y con mayor facilidad.
Para el doctor en Tecnología Educativa por la Universidad de Lancaster, Inglaterra, Alberto Ramírez Martinell, las redes “efímeras” son la nueva tendencia en los jóvenes, lo que los hace confiar en que el material que comparten no será exhibido y con ello evitarán ser víctimas del chantaje o el escarnio público.
Pero la idea es completamente falsa y sólo provocará que se incrementen los delitos cibernéticos, advierte el Maestro en Ciencias de la Computación y los Medios de Comunicación por la Universidad de Ciencias Aplicadas de Furtwangen, Alemania.
La Policía Cibernética de corporaciones estatales y federales cada día investigan más casos de fraudes, amenazas, cyberbulling, phishing, pornografía infantil y revelación de secretos.
Las agreden por enfrentar a acosadores
En los primeros meses del año, dos casos de cyberacoso conmocionaron a la sociedad y fueron sobreexpuestos al escrutinio público.
Gaby, una estudiante de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la UNAM que denunció a un sujeto que grabó con su celular por debajo de su falda, recibió amenazas: “Este escandalo provocará que se publiquen las imágenes de tus piernas y pantaletas”, fue uno de los mensajes que recibió por confrontar a su acosador y subir a redes sociales el caso.
Andrea Noel, la periodista estadounidense que fue objeto de una agresión sexual, debió abandonar el país porque fue acosada en redes sociales al denunciar que un hombre le levantó la falda y bajó su ropa interior en calles de la colonia Condesa en la Ciudad de México.
Si bien el sistema digital expone a niños y jóvenes a tener acceso a material no apto para su edad, también los hace presa fácil de adultos que quieren cometer ilícitos, desde fraudes, pornografía, violencia sexual y hasta trata. “El problema se agrava cuando no sólo se trata de buscar información, ya sea gráfica o explicita, sino cuando empiezas a interactuar con los que buscan información… Adultos que se acercan a niños y adolescentes sin criterio, escondidos tras un perfil falso”, señala el investigador.
Save de Children México estima que un groomer puede tardar 12 minutos en que su víctima se quite la ropa y, a través del chantaje, presionar para tener encuentros físicos que pueden desembocar en otros delitos.
Unicef, a su vez, detalla que un acosador puede tener hasta 200 menores en su lista de “amigos”; y en México se detectaron, en 2013, cerca de 12 mil cuentas falsas en sitios de internet, según la Procuraduría General de la República.
Los dos juicios
A finales de marzo, el canadiense Walter Suk fue grabado en video en Acapulco mientras besaba en la boca a dos niñas de tres años y las imágenes fueron subido a redes sociales por habitantes del puerto. En horas, el contenido se hizo viral.
El domingo 27 de marzo, los ciudadanos indignados reportaron el caso a través de una filmación, lo que permitió la ubicación y detención del hombre de 68 años quien fue acusado del delito de abuso sexual, pero en cualquier momento podría quedar en libertad, pues en Guerrero no es considerado un delito grave.
Con las redes sociales y la sobreexposición de casos, explica el presidente del Colegio Nacional de Abogados Penalistas, Jorge Reyes Peralta, el justiciable está expuesto a dos juicios: el de tribunales y por la vía mediática. “Con los videos sexuales se expone a las personas y se corre el riesgo que el defendido no tenga la justicia que aspira como cualquier ciudadano, porque se ha abusado del uso de las redes sociales”.
Redes, un reflejo de nosotros mismos
“Tristemente esto no terminó como yo hubiese querido, quedé expuesta a nivel nacional, quedé señalada por la sociedad, quedé muy triste y decepcionada de algunas personas”, confesó en una sentida carta Daphne Fernández, cuyo caso de presunta violación fue expuesta en redes sociales con el fin de exigir justicia.
Su padre, Javier Fernández, subió a internet videos en los que cuatro jóvenes que presuntamente participaron en el ataque y que fueron bautizados en redes como Los Porkys de Costa de Oro, ofrecen disculpas por lo sucedido.
La integrante del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana, Rocío López González, aseguró que en realidad el uso de las redes sociales digitales son un reflejo de lo que somos como sociedad.
“Depende de cómo sean las personas será el uso que se les va a dar a las herramientas digitales, si una persona sabe que compartir un video sexual con su pareja está mal, pues nunca aparecerá en las redes”, afirmó.
Reveló que estudios con estudiantes dan cuenta que los temas de mayor interés son de ocio, diversión y entretenimiento, seguido de medio ambiente, y en tercer lugar los referentes al ámbito escolar; los problemas sociales son los últimos, lo cual es algo preocupante.
La doctora en Pedagogía por la UNAM menciona que lo observado en el uso de redes en México es un reflejo internacional donde el uso es diverso y propio de la juventud, aunque depende también de la naturaleza de cada red, por ejemplo, en Facebook se promueve más la socialización, diversión y entretenimiento.
Otro asunto, indica, es que al no haber control de lo que se publica, se puede presentar cualquier tipo de información y hay quienes tienen más de una cuenta en Facebook.