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Mujer es una palabra con un peso social muy fuerte; para unos, el término es positivo; para otros, tiene una connotación despectiva. Incluso para fuentes formales como la Real Academia varias de las acepciones de “mujer” adquieren significados peyorativos, en contraste con la palabra “hombre”, cuyo sentido es siempre positivo.
El Diccionario de la Real Academia describe la palabra mujer como “f. Persona del sexo femenino”, seguido de 12 acepciones de la palabra; en cuatro de éstas —mujer del partido, mujer mundana, mujer de la calle, mujer pública— la definición es “prostituta”.
En contraste, al referirse a estas mismas acepciones, pero de la palabra hombre —cuyo significado es varón, persona del sexo masculino— la RAE utiliza como definición de hombre público y hombre de la calle, “hombre común y corriente” y “hombre que tiene presencia e influjo en la vida social”.
Para Andrew Morrison, jefe de la Unidad de Género y Diversidad del Banco Interamericano de Desarrollo, “el lenguaje es importante e influye en la forma que entendemos al mundo que nos rodea. ¿Por qué existe la palabra “caballeroso” y no “caballerosa”? ¿Cómo describo a una mujer que me abre una puerta o que me hace un favor?”.
Recordó que en el idioma español las palabras tienen género. “Estos ejemplos nos invitan a una reflexión sobre los estereotipos de género y cómo son limitantes para los individuos y nuestras sociedades”.
Dijo que hay un reconocimiento creciente de la contribución de las mujeres al desarrollo. “La palabra “mujer” tiene una connotación muy positiva. Un estudio reciente mostró que el crecimiento de la participación económica de la mujer entre 2000 y 2010 fue responsable por una reducción de 30% en la pobreza extrema en América Latina”.
Esa definición positiva está latente en las mexicanas. EL UNIVERSAL realizó un ejercicio en los estados para conocer qué significa para ellas ser mujer. Se dijeron felices, fuertes y habilidosas, pero reconocen que falta mucho para la igualdad.