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Veracruz.— Sobre la rivera del río Atoyac, en la zona montañosa central del estado, decenas de pobladores miran incrédulos lo impensable. Buscan en lo terrenal y en lo divino, una explicación para la tragedia: su afluente agoniza.
“Las profecías de la Biblia se están cumpliendo”, suelta don Francisco Román Gaspar, quien tiene 70 años de vivir en la comunidad General Miguel Alemán del municipio de Atoyac.
Mira con tristeza cómo el nivel del agua ha disminuido y eso que se encuentra kilómetros abajo de donde el domingo pasado surgieron grietas que se tragaron, en 48 horas, el afluente.
A unos 10 kilómetros abajo del Rancho San Fermín, origen del fenómeno, los pobladores corren hacia la rivera para verificar lo que se rumora.
“Todo está escrito en la Biblia, los que conocemos la palabra de Dios no debemos espantarnos”, agrega.
Aún corren pequeños brazos de agua, pero no con la fuerza de antes del socavón que mató la cuenca que atraviesa ocho municipios.
Despacito, don Francisco implora no reclamar a Dios porque —dice— “si es la voluntad de él que esto se seque, no debemos reprocharla”.
El retumbar del río se dejó de oír y el panorama es desolador. En el agua aún hay pececillos a punto de morir ante la falta de oxígeno y las pequeñas lagunas comienzan a apestar a agua estancada.
El vecino revela que por ahora el abastecimiento del agua para su pueblo proviene del nacimiento que hay en Santa Elena, pero —advierte— será insuficiente. “La mayor parte del pueblo se abastece de esta agua”, comenta y señala el cauce seco.
En cualquier rincón de los municipios de las partes altas de la montaña desde Amatlán de los Reyes (donde nace el afluente), pasando por Atoyac, Yanga, Cuitláhuac y Felipe Carrillo Puerto, no se habla de otra cosa que no sea la “desaparición” del torrente.
Algunos aseguran que se trató de algo divino, otros de una cuestión sobre natural; incluso hay aquellos que van más allá y juran y perjuran que es obra del mismísimo Satanás.
En el poblado de San Fermín se observa el paso constante de vehículos y personas de “otros lares” recorrer el camino que los lleva hasta el socavón.
Se trata de curiosos que buscan ver con sus propios ojos la “desaparición” de un río completo: toman fotografías y comentan los sucedido incrédulos.
En contraste, los lugareños se sienten preocupados; se les ve acongojados por la falta de agua que se avecina y por la caída en la llegada de turistas que disfrutaban las cascadas de la zona.
Cosechas perdidas. A los campesinos del sistema de riego Alfredo V. Bonfil de Cuitláhuac, no los calienta, literal, ni el sol. La falta del torrente amenaza sus cultivos de caña, los cuales tienen una alta necesidad de agua.
El alcalde de Cuitláhuac, José René Saldaña Urueta, advierte que ante el estancamiento de agua podrían aparecer brotes de enfermedades gastrointestinales, dengue, chikungunya y zika.
Para el integrante de la Asamblea Veracruzana de Iniciativa y Defensa Ambiental (LAVIDA), Guillermo Rodríguez Curiel, la sobreexplotación del río Atoyac para la industria cañera, mediante la presa Santa Ana, podría ser la causante de las grietas. El ambientalista recordó que el fenómeno fue alertado por investigadores de la UNAM.
Señaló que la grieta tendría origen en la pérdida de propiedades del suelo que hace que no pueda retener las aguas y termine por ceder ante el peso.
Mientras tanto, un geólogo de la Secretaría de Protección Civil estatal y al menos de tres especialistas en mecánica de suelos de la Conagua llevarán a cabo una revisión de la grieta para determinar lo que causó este fenómeno, además de sus posibles efectos.
El director general de Atención a Emergencias de Protección Civil, Ricardo Maza, informó que se encuentran en comunicación con expertos del Centro Nacional de Prevención de Desastres que conocen la situación y han ofrecido apoyo, así como equipo de investigación en caso de requerirse.
“Ahorita nadie está quejándose de desabasto de agua porque abajo de la grieta hay otras fuentes de abasto como arroyos menores, nacimientos, lloraderos, que más adelante seguramente se sirva de ellos”, dijo.