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estados@eluniversal.com.mx
Estación Zamora.— Ya pasaron más de 30 años, pero las explosiones en San Juanico siguen presentes en la memoria colectiva de los mexicanos.
En la apartada comunidad rural de Estación Zamora, municipio de Hermosillo, se respira el miedo ante la instalación de un centro de almacenaje de gas LP a menos de un kilómetro.
La obra está en proceso, pues desde hace más de cinco meses la empresa Almacenadora de Gas Windstar construye una planta que almacenará 2 millones 500 mil litros de gas LP en al menos 10 tanques estacionarios en forma de salchicha, cada uno con una capacidad de 250 mil litros.
En la reja de entrada de la planta cuelgan sellos de clausura que el 26 de febrero colocó personal del ayuntamiento de Hermosillo, sin embargo, en el recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se ve personal trabajando.
La suspensión de la obra, de acuerdo con Protección Civil estatal, se realizó porque ésta no cuenta con un diagnóstico de riesgos y porque inicialmente se había solicitado el permiso para una estación de carburación de gas, no para un centro de almacenaje de esas dimensiones.
“Estamos en un dilema, pues aunque sabemos del riesgo de tener una gasera tan cerca del pueblo, casi todos los hombres trabajan en la construcción de la planta”, lamenta la madre de tres pequeños cuyo esposo labora para la empresa, y agrega: “Pero, ante la falta de oportunidades, ¿qué podemos hacer?”, lamentó.
Miedo y olvido. Estación Zamora es una comunidad rural en extrema pobreza sin servicios públicos elementales como drenaje y pavimento, con olores fétidos emanados de fosas sépticas, y donde la población vive atemorizada desde que comenzaron las obras, el año pasado.
En esta comunidad, perteneciente al municipio de Hermosillo, habitan alrededor de mil 100 personas.
A finales de abril, como todos los años, llegan más de 4 mil jornaleros que trabajan en los campos agrícolas de otras comunidades colindantes, como Pesqueira, donde se emplean en la zafra de la uva.
En la entrada de la planta de almacenamiento, cerrado a los visitantes, una persona que se presentó como responsable de la obra dijo que la empresa está en Ciudad Juárez y solamente el jurídico puede dar información sobre la construcción en proceso. “Vuelva mañana”, señaló con sequedad el encargado.
Se quejó de los medios de comunicación a los que llamó “vendidos” y aseguró que alguien está pagando para hacer ruido, pues la gente de los pueblos aledaños no tiene dinero para llevar a cabo manifestaciones, en clara referencia a las protestas que ha realizado la población.
Sin permiso. María del Carmen Ahumada, líder social de Hermosillo, comentó que la empresa nunca pidió permiso a los habitantes de la zona.
“De pasar una desgracia, se correría un riesgo similar al de San Juanico, Estado de México, donde en 1984 una cadena de explosiones ocurridas en una de las plantas de almacenamiento y distribución de Pemex dejó como saldo entre 500 y 600 muertos.
“La distancia de la planta a la ciudad de Hermosillo son menos de 20 kilómetros. No se puede permitir que se instale porque sería una bomba de tiempo, nunca habíamos visto en Hermosillo una obra de esa magnitud, que además no tiene permisos”.
Ahumada llamó a la Secretaría de Energía, a la Semarnat, a la Profepa, a la Comisión Reguladora de Energía y a la Agencia de Seguridad Nacional a tomar cartas en el asunto y detener las obras de inmediato.
Los más afectados con esta obra, detalló, son los habitantes de Zamora, San Pedro El Saucito, Real del Alamito, Pesqueira, El Tazajal, El Zacatón y las rancherías de esos poblados.
“Alguien muy fuerte está detrás de la gasera, porque pese a la clausura la obra sigue en marcha”, expresó una joven, quien dijo tener miedo.
“Vamos a ir a las manifestaciones, pero encapuchados”, señaló.
Agregó que en la comunidad todos están conscientes del peligro que representa la gasera, sin embargo, admitió que algunos pobladores también saben que por primera vez en Estación Zamora tienen una fuente de empleo grande.
“Este es un pueblo que vive de la zafra de la uva, pero son muy pocos meses, tres, a lo mucho cuatro, con un sueldo de 150 pesos diarios, luego vuelve la pobreza; no tenemos para donde hacernos”, lamentó.
Y remató: “Estamos jodidos”.