Los restos de Carlos Hernández Domínguez, asesinado cuando frustró el secuestro de su padre y hermano, fueron colocados frente a la sede del Palacio de Gobierno en Xalapa.

El empresario y padre del menor, José Carlos Hernández Marín, junto con sus familiares se manifestó para exigir justicia por la muerte de su primogénito.

Cuestionó a las autoridades sobre la ola de violencia que viven en el estado y que ha dejado a miles de familias de luto.

"No se tentaron el corazón para dispararle; salvó mi vida y la de su hermanito; estoy muy dolido con la autoridad porque no hace nada”, afirmó al recordar el episodio ocurrido en calles de Xalapa.

Recordó que el viernes pasado, tras cerrar su negocio “El Pollo Campirano”, se dirigía a su hogar en compañía de sus dos hijos, y fueron interceptados por un comando que intentó secuestrarlo.

Carlos Hernández defendió a su padre y en respuesta los delincuentes le dispararon, lo que posteriormente causó su muerte.

“Soy una persona honrada, pobre pero que sueña en grande y lo que tenemos es gracias a Dios y a base de trabajo".

Al asegurar que su hijo se convirtió en un héroe dijo que no es posible que los empresarios que dan trabajo a cientos de familias sean atacados impunemente por integrantes de la delincuencia organizada que buscan ganar dinero de manera fácil.

"Hacer algo por nuestra familia es como hacerlo al revés, porque la gente mala piensa que sobran los recursos, cuando lo que sobran son problemas para seguir adelante con nuestra empresa. Me siento orgulloso de mi hijo, que le quitaron la vida unos malditos rufianes que solo por tener armas se dan el valor de enfrentarlo".

Los familiares, que se trasladaban a sepultar al menor, mostraron su consternación y exigieron que se de con los responsables del crimen.

msl

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