Morelia.— Para Hipólito Mora, ex líder de la lucha civil armada en la tenencia de Felipe Carrillo Puerto, mejor conocida como La Ruana, el movimiento de las autodefensas en Michoacán, después de tres años, “en gran parte ha sido una farsa y una cochinada”, especialmente por los miembros infiltrados que pertenecían al crimen organizado, en específico a Los Caballeros Templarios.

Ayer se cumplieron mil 095 días de que pueblos enteros se levantaran en armas para hacer frente al asedio criminal. Al menos 37 comunidades de 22 municipios de Michoacán hicieron frente a la delincuencia; unos se hicieron llamar grupos de autodefensas y otros guardias comunitarias.

Este fue un movimiento que no tenía precedentes en la historia del país, por lo que sentó preocupación entre los tres niveles de gobierno.

No obstante para Mora Chávez no hay nada que festejar ya que no se ha concluido la lucha.

“Los delincuentes siguen libres y tenemos que esperar a verlos presos; hasta entonces sí vamos a festejar una lucha que era muy necesaria”, dijo a EL UNIVERSAL.

Nada que festejar. A decir del ex autodefensa, algunos miembros buscaban otros intereses, entre ellos el control de narcolaboratorios y continuar con extorsiones y cobro de piso.

“Tres años llevamos ya; unos pensando en el bien común, muy pocos por cierto, y otros nada más en bienes materiales, en proteger sus intereses, no en proteger a los ciudadanos que no se atreven a levantar la voz por miedo a que les hagan daño”, dijo.

Ese 24 de febrero de 2013, cerca de 60 personas, entre ellos su líder Hipólito Mora, levantaron a La Ruana en armas; otro grupo hizo lo propio en Tepalcatepec y uno más en la cabecera municipal de Buenavista con Alberto Gutiérrez, El Comandante 5, y Luis Antonio Torres, El Americano, al frente, respectivamente.

De esto también comentó Hipólito durante una entrevista concedida en una de sus huertas: “En casi todos los pueblos están los infiltrados (del narco) que son personas que tienen dinero y que por el mismo poder que les da ocuparon el lugar de líderes (en las autodefensas). La gente honesta, la gente buena, tuvo que quedarse callada y apoyarlos aún en contra de su voluntad, formando parte de los grupos de autodefensa”.

A pesar de lo anterior, también reconoció que así como hay gente que sí merece estar encerrada, también hay autodefensas muy buenos que están presos.

A tres años del levantamiento de ese movimiento civil armado, sólo Chinicuila, Coahuayana y Aquila permanecen en pie de lucha; hasta el momento no han claudicado a la exigencia gubernamental de institucionalizarse, confirmó Germán Ramírez, El Toro, representante de las autodefensas en la Sierra-Costa.

“Así que no tenemos nada que festejar. Vamos a esperar y seguir en la lucha de la forma que nos sea posible, pero siempre pensando en el bien común”, concluyó.

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