Para Hipólito Mora Chávez, ex líder de la lucha civil armada en la tenencia de Felipe Carrillo Puerto, mejor conocida como “La Ruana”, después de tres años, el movimiento de las autodefensas en Michoacán, “en gran parte ha sido una farsa y una cochinada”, por muchos infiltrados que anteriormente pertenecían al crimen organizado, en específico a Los Caballeros Templarios.

Este miércoles se cumplen tres años de que pueblos enteros se levantaran en armas para hacer frente al asedio criminal.

Al menos 37 comunidades de 22 municipios de Michoacán hicieron frente a la delincuencia; unos se hicieron llamar grupos de autodefensas y otros más, guardias comunitarias.

Este fue un movimiento no tenía precedentes en la historia del país, por lo que sentó una preocupación entre las autoridades de los tres  niveles de gobierno.

No obstante, para Hipólito Mora, uno de los fundadores de la lucha civil armada en esa comunidad del municipio de Buenavista, no hay nada que festejar, ya que no se ha concluido la lucha por la cual iniciaron este movimiento.

“Los delincuentes siguen libres y tenemos que esperarlos a verlos presos; hasta entonces sí vamos a festejar una lucha que era muy necesaria aquí en Michoacán, que desgraciadamente nos tocó hacerla a los civiles por corrupción del anterior gobierno”, dijo Mora a El Universal.

Pero la gente aún recuerda que era el mediodía del 24 de febrero del año 2013, cuando en la cabecera municipal de Tepalcatepec y en la tenencia de La Ruana del municipio colindante de Buenavista, un grupo de habitantes decidieron tomar sus armas y hacer frente a los victimarios de sus familias.

Cerca de 60 personas, entre ellos su líder Hipólito Mora Chávez, levantaron a La Ruana en armas; en tanto, otro grupo similar hacía lo propio en Tepalcatepec y uno más en la cabecera municipal de Buenavista con Alberto Gutiérrez “El Comandante 5” y Luis Antonio Torres “El Americano” al frente, respectivamente.

Al paso del tiempo sumaron 37 comunidades las que realizaban las tareas del Estado y luchaban contra los criminales.

A tres años del levantamiento de ese movimiento civil armado, solamente Chinicuila, Coahuayana y Aquila permanecen en pie de lucha; hasta el momento no han claudicado a la exigencia gubernamental de institucionalizarse, confirmó Germán Ramírez “El Toro”, representante de las autodefensas en la Sierra-Costa.

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