El “aviso importante” reza: “Se les comunica a todos nuestros clientes y amigos que a causa de la delincuencia hemos sido obligados a cerrar desde el día de hoy hasta el domingo 10 de enero. Los esperamos el lunes en nuestro horario ordinario. Gracias.”

En su cuenta de la red social Facebook, una cervecería popular del centro de Chilpancingo informó el 7 de enero que cerraría durante tres días. No explicaba nada más. Los usuarios de la página, la cual acreditan sus propietarios, respondieron con sorpresa. Comenzaban las extorsiones por parte del crimen.

Es una realidad no de 2014, 2015 o actual, el problema inició con mayor fuerza en 2013, explica el ex presidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Jaime Nava.

Hace tres años, comenta, alrededor de 120 familias cerraron sus negocios porque no podían pagar las cuotas que exigían los grupos de la delincuencia organizada; hubo una semana en la que fueron secuestrados 14 agremiados de su organización.

A dos años, el contexto ha cambiado, pero la violencia prevalece en el estado, asegura el actual presidente de Coparmex, Adrián Alarcón, en cuya etapa hay al menos siete empresarios que comienzan a armar a sus empleados para autodefenderse.

“Por cuenta propia, la gente nos dice que prefieren portar un arma a que los maten”, explica.

Adrián, un propietario que padeció el acoso del crimen, pide ayuda no sólo para los 435 socios de Coparmex, sino para los comerciantes del mercado y microempresarios que han tenido que cerrar sus negocios por no pagar cuotas o que han sido asesinados.

“Llega una banda y les pide una cantidad; llega otra y quiere más dinero. Hasta que exprimen al empresario o mejor deciden cerrar”.

Este año 35 negocios han cerrado, sus dueños decidieron también que no regresarían a Chilpancingo.

“Un amigo, él ex militar, decidió irse a Cuernavaca, a Morelos, porque aquí estaba harto de la delincuencia: ¡le dio miedo a él!”, dice.

La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no les ha otorgado los permisos correspondientes para portar armas, más lo que estipula la ley, pero advierte que no darán marcha atrás. “Pedimos seguridad, garantías para trabajar, no más”.

La capital dejó de ser un lugar para disfrutar de un buen pozole y un rico mezcal, fama que tiene Chilpancingo a nivel nacional. Ha habido días violentos, como el 28 de enero cuando mataron a siete personas, cuatro habían sido levantadas dos días antes.

En su reporte mensual de enero, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) indica que hubo 28 muertos en Chilpancingo: comerciantes, taxistas, el dueño de una refaccionaria, estudiantes, trabajadores de un bar. En la zona Centro en total han ocurrido 56 homicidios, de los 220 que la dependencia contó en lo que va de 2016 en las ocho regiones del estado.

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