El intenso sol de invierno que cae sobre esta urbe fronteriza ha obligado a decenas de personas a protegerse con sombrillas, mientras ven pasar el convoy en el que se traslada el líder de más de mil millones de católicos en todo el mundo.
El termómetro marca 25 grados, pero la gente permanece en las calles para ver al Papa Francisco aunque sea un momento, con la esperanza de que el pontífice voltee al lado donde se encuentra, le salude y si tiene mucha suerte, la bendiga.
En este momento el líder religioso es trasladado al Seminario Conciliar de Ciudad Juárez, donde comerá y descansará antes de la misa multitudinaria que oficiará por la tarde, a pocos metros de la línea fronteriza entre México y Estados Unidos.