La esperanza de recibir la bendición del papa Francisco y así poder cambiar su situación laboral, trajo a María de Jesús a instalarse sobre la avenida Francisco Madero, principal de Morelia, 21 horas antes del paso del obispo de Roma.

Acompañada por su madre y su hermana, originarias del municipio de Huetamo, llegaron con tres pequeños bancos de plástico, cobijas par enfrentar las bajas temperaturas, atunes, bebidas azucaradas y agua embotellada.

La joven de 31 años de edad, lleva poco más de dos años sin empleo.

"Lo más importante es pedir su intercesión y que me ayude a conseguir un trabajo", cuenta a EL UNIVERSAL, sin poder evitar que se le llenen los ojos de lágrimas.

Moviéndose para un lado y otro, para así evitar el frío, lamenta que ni en su municipio de origen, ni en Morelia, haya oportunidades para los jóvenes como ella.

"Faltan empresas que ofrezcan trabajo, y nos cierran las puertas al exigirnos una experiencia con la que no contamos. Hasta de telefonista te piden experiencia".

María de Jesús estudió diseño computacional, una carrera que nunca ha podido ejercer.

Con guantes, gorro y chamarra de invierno, espera paciente que transcurran los minutos y las horas.

Las tres mujeres arribaron a la capital michoacana a las 6 de la tarde, tras recorrer más de 200 kilómetros, desde Huetamo, municipio de tierra caliente que casi hace frontera con el estado de Guerrero, y escenario en los últimos años, de la intervención de grupos criminales.

"También le pediría paz, poder volver a salir a la calle con tranquilidad. Que a los jóvenes les lleguen oportunidades y no permita que sean seducidos por el dinero fácil del crimen", dijo.

Confía en que la visita de Francisco, podrá cambiar la situación de violencia en la entidad.

"Quiero pensar positivamente en qué sí. (los criminales) deben de tener su corazoncito, y el mensaje debe llegarles".

lsm

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