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Los ojos ensangrentados de Natalia le indicaron a Nahún Rincón, quien es médico privado, que no era dengue ni chikungunya lo que padecía la zapoteca. Los síntomas completaron el diagnóstico: fiebre, salpullido en todo el cuerpo, dolores articulares, hinchazón de manos y pies, era zika. Por ningún medio Natalia se enteró de que la enfermedad había aterrizado en Juchitán, ni las medidas que tenía que tomar en su casa para evitarla.
Los Servicios de Salud de Oaxaca no hicieron pública la emergencia sanitaria hasta hace una semana, a pesar de que a finales de 2014, la Jurisdicción Sanitaria número 2 tenía el informe de casos sospechosos en la región.
“Zika te pone los ojos rojos como si les hubieras untado achiote —especia de color rojizo-amarillento—, te salen granitos por todo el cuerpo, te duele todo, se te inflaman los ganglios”, detalla la afectada.
Por dos semanas, Natalia colapsó; recibió el servicio privado de salud porque el Hospital General Macedonio Benítez Fuentes de Juchitán y los centros de salud en la zona están cerrados; los trabajadores se lanzaron a un paro de labores desde hace 20 días.
Natalia, al recibir atención privada, no fue contabilizada en los registros para las estadísticas oficiales en donde se informó que Oaxaca tiene 21 casos confirmados de zika, el segundo con más pacientes a nivel nacional.
Los Servicios de Salud del estado reconocieron brotes en Unión Hidalgo, Reforma de Pineda, Tapanatepec, Tehuantepec, Chahuites, Salina Cruz, Matías Romero y San Blas Atempa, pero no en Juchitán.
Natalia, al igual que muchas otras personas, no está registrada debido al paro de labores. “No sabía que el virus estaba en la región, menos en la séptima sección de Juchitán. Fui a un médico particular y no supo que tenía, fui a otro, tampoco, hasta que el tercero dijo que era zika”.
Natalia recurre a internet para ver qué posibles consecuencias le traerá la enfermedad porque en las calles aún no ve información de la enfermedad ni cómo prevenirla.
Mientras los trabajadores de los Servicios de Salud están en paro de labores, muchos de los pacientes recurren a médicos particulares para atenderse del zika y otras enfermedades.
Uno de los médicos es Guadalupe Vicente Vera de la Clínica Velmar, con 15 años de experiencia y que en 2015 atendió a más de mil personas con chikungunya.
Refiere que tan sólo en enero atendió a cinco personas con cuadros clínicos relacionados con el zika; artritis, salpullido y conjuntivitis, los tres elementos principales que determina el mal.
El especialista sí está recomendando a las ciudadanas evitar embarazarse ante la emergencia, porque en países como Brasil refiere —aunque aún no está confirmado científicamente—, el zika en mujeres gestantes trae como consecuencia nacimientos de bebés con microcefalia.
“Yo, por lo que he leído, por lo que alertó la OMS, es que las paisanas eviten embarazarse, porque si tenemos casos de zika, esto no tarda en propagarse como sucedió con el chikungunya. Si no se controla ésto, lo vamos a lamentar en un futuro no muy lejano”, vaticina.
Para Vicente Vera la única solución para frenar la epidemia, como en el ataque del chikungunya, es tener el patio limpio, que los ciudadanos asuman su responsabilidad en el problema y que no esperen que las autoridades reaccionen tardíamente.
No hay reactivos para diagnóstico del zika
Los líderes sindicales de la Subsección Istmo de la Sección 35 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Secretaría de Salud (SNTSA) aseguraron que la disminución en el número de casos que presumen los Servicios de Salud de Oaxaca en la región se debe a la falta de reactivos de laboratorio para el diagnóstico del virus. “El número de casos se ha venido disminuyendo ante la falta de reactivos de laboratorios para su diagnóstico”, declaró al respecto Rodolfo Martínez Altamirano, secretario general de la Subsección Istmo.
Dijo que los trabajadores están conscientes de la alerta sanitaria mundial por el zika, de implementar acciones preventivas y acciones paliativas para disminuir sus efectos; sin embargo, recalcó que en el Istmo de Tehuantepec “no se cuenta con los recursos para ese fin”.
El paro de labores de los trabajadores comenzó el 25 de enero pasado por el incumplimiento de las minutas firmadas por las autoridades de la Secretaría de Salud y desde entonces tiene colapsadas las unidades médicas.
El documento denominado Presupuesto Ciudadano 2015 vaticinó, desde el año pasado, que la falta de un presupuesto que dé respuesta a todas las necesidades de la red hospitalaria y de personal que en ella labora llevará a corto plazo al colapso del sistema de salud en Oaxaca.
Los 4 mil 662 trabajadores que operan las nuevas unidades médicas en el estado señalan que tienen contratos precarios (eventuales) que no cuentan con respaldo presupuestal.
“Lo cual implica un déficit de 600 millones de pesos, una circunstancia que en el corto plazo puede colapsar el funcionamiento de los Servicios de Salud de Oaxaca”, especifica el documento publicado por el gobierno del estado para “transparentar” el uso de los recursos públicos.
El recorte a Salud en este 2016 no sólo lo saben las autoridades, también lo recienten los trabajadores y los espacios de salud, que están a punto de tocar fondo sin medicina ni equipo humano e instrumental, sin rehabilitación de los inmuebles públicos que se caen a pedazos, careciendo de personal especializado y observando el deterioro del equipo médico obsoleto.