Desde el año 2011, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) alertó sobre la crisis en el sistema penitenciario y que eran los grupos del crimen organizado los que mantenía el control en las cárceles, entre ellos el Centro Preventivo y de Reinserción Social Topo Chico.
Durante cinco años, este organismo nacional, así como su homólogo en Nuevo León, registraron como constantes en el penal ingobernabilidad, riñas, sobrepoblación, insuficiente número de custodios, presencia de objetos ilícitos y condiciones denigrantes en las celdas.
En una escala de cero al 10, el penal mantiene una calificación de 4.44 en materia de gobernabilidad, es decir que los grupos delincuenciales han mantenido el control del lugar.
Informes señalan la comisión de extorsión, violaciones, cobros de cuota, extorsión, venta de droga, prostitución e incluso homicidio.
En cuanto a una estancia digna, el centro de reclusión tiene una calificación de 4.74. La prisión construida en 1943 fue diseñada para hombres y posteriormente se agregó el pabellón de mujeres. Sin embargo, las áreas no están debidamente separadas.
Topo Chico tiene capacidad para alojar a 3 mil 635 internos, pero su población al día suma 4 mil 585. Lo anterior representa una sobrepoblación de 21.93% en el área varonil, y de 53% en la femenil.
La Ley de Seguridad Pública para el Estado de Nuevo León establece que debe haber dos custodios por cada 10 detenidos sin embargo, sólo cuenta con 287 personas de vigilancia, lo cual es insuficiente para cumplir con esta norma.
A esto se agregan denuncias de hacinamiento, ya que algunos reclusos deben pasar la noche de pie, o las malas condiciones de las celdas con camas sin colchón, excusados sin agua o con ausencia de luz.
En todos sus informes, los organismos de derechos humanos advierten que Topo Chico es una de las penitenciarías en las que no se cuenta con las condiciones para evitar riñas.