Distintas organizaciones que integran la Agenda Feminista de Jalisco exigieron al gobierno estatal que active la Alerta de Violencia en Contra de las Mujeres, pues aseguran que este mecanismo debería estar funcionando por lo menos desde el pasado 5 de enero, pues ha concluido la etapa de análisis solicitada por el gobierno del estado para evaluar la situación de violencia de género que se vive en la entidad.

Alejandra Cartagena, integrante del Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem), explicó que el Grupo Interinstitucional que se encargó de hacer el análisis sobre las distintas formas de violencia que sufren las mujeres en Jalisco ya entregó su informe al respecto y “la violencia contra las mujeres sigue creciendo de manera alarmante”.

En opinión de estas organizaciones, una Alerta de Violencia en Contra de las Mujeres obligaría a tener más mecanismos de protección a las familias donde ocurren feminicidios, además de que se implementarían acciones para tratar de evitar que ocurran más asesinatos, desapariciones y violencia contra mujeres.

Entre las personas que están exigiendo la activación de este mecanismo se encuentra Mario García Gómez, padre de Betsabé García Hernández, quien en septiembre del año pasado fue asesinada por su pareja, Alberto Servín Álvarez.

El relato de este hombre revela cómo Servín Álvarez, quien sigue prófugo, obligó a sus cinco hijos –ninguno mayor de 10 años– a ver cómo lastimaba y dejaba desangrar a Betsabé; desde entonces, los menores dejaron la escuela y no salen a la calle por el miedo que sienten hacia su padre.

“Quieren ver a su mamá, quieren estar con ella y se ponen como si estuvieran viviendo aquel día; no se olvidan tan fácil, son niños y no se imagina uno el dolor que sientan ellos”, señala Mario García al hablar sobre sus nietos.

Recuerda que su hija acudió a pedir ayuda a todas las dependencias posibles, donde en lugar de recibir protección, minimizaron lo que le hacía su marido.

Durante más de 10 años Betsabé sufrió maltratos, ofensas, golpes, hasta que en agosto de 2015 se decidió a correr de su casa a su pareja, pero Servín Álvarez volvió un mes después y esperó a que todos estuvieran dormidos para entrar en la finca y atacar a su esposa.

Ella alcanzó a decirle a su hijo mayor que corriera a pedir ayuda a su tío, que vivía en la casa contigua, pero Alberto Servín atajó al niño, lo aventó a un sillón y lo amenazó de muerte.

Cuando el hermano de Betsabé alcanzó a escuchar los llantos de los niños y entró a la casa de su hermana, vio al asesino escapar por la puerta de atrás, sin embargo no lo siguió, se quedó paralizado cuando vio a su hermana tirada en el suelo, desangrándose.

Los niños quedaron a cargo de los abuelos, que los llevaron a la Procuraduría Social para recibir atención psicológica, pero en vez de esto, la defensora de oficio los amedrentó, les dijo que los bajos ingresos que percibía la pareja era motivo suficiente para quitarles a los pequeños.

Mario García nunca regresó a la Procuraduría Social, donde además le pedían ocho mil pesos para que cada niño tuviera un tutor: “Yo soy trabajador de campo y así como están los sueldos no se puede tener una crianza tan fina. ¿Cómo dicen que quieren que la gente siga estudiando? No se puede con lo que hay de presupuesto de un salario”.

En cuanto a las investigaciones que sigue la fiscalía por el asesinato de Betsabé, su familia considera que no se están recaban datos ni pruebas, que hay deficiencias en las acciones de los agentes investigadores, que no hay interés del Ministerio Público por hacer justicia.

jram

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