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En la región montañosa de la Sierra Madre Occidental, con temperaturas superiores a 40 grados centígrados, bragados tamaulipecos cultivan el “oro verde” que disfrutan familias estadounidenses y canadienses.
Hace siete años un grupo de hombres decidieron arrancar frutos a la árida tierra. Sacarle “jugo” a esos campos donde sólo se pastaban cabras, en el altiplano tamaulipeco, en tierras inapropiadas para la agricultura.
Aquí, en el semidesierto, donde la gente vive de milagro por las pocas lluvias que registra y que sólo es suficiente para que brote henequén, aunque también hay parcelas de orégano y sábila.
En medio de 2 mil 737 kilómetros cuadrados de desierto, existe un oasis. Un pedazo de erial convertido en vergel. En la comunidad de Jaumave hay tres huertas de limón que por su tamaño y calidad, se exprimen en hogares y restaurantes de Estados Unidos, Canadá y próximamente, Europa.
Hablar ahora del municipio no sólo es decir “santuario de guacamayas”, como se le conoció desde siempre, sino de la labor que incansables tamaulipecos han realizado para tener 26 mil árboles de limón italiano. Son 330 hectáreas con plantas de cítricos que, para el presente año, estiman una cosecha superior a las 2 mil toneladas.
“Estamos muy contentos. Trabajamos con ahínco en esta tierra donde hemos comprobado que sí se puede producir. Nadie apostaba a nuestro proyecto, pero nada nos detuvo y ahora vemos los resultados. El limón que producimos es de muy buena calidad y ello nos motiva a buscar cultivar otro tipo de árboles frutales”, comenta el productor Ismael Gutiérrez Ubaldo.
Arturo Váldez Rodríguez, también productor, cuenta cómo inició el proyecto. Nadie creía que en la zona desértica podía sobrevivir algún tipo de planta, menos aún árboles frutales.
Sin embargo, en las inmediaciones del ejido San Vicente y con el río Chihue que rodea el área, se inició la primera huerta de limón italiano. Una empresa familiar con capital regiomontano, apoyó el proyecto al que nadie le apostaba.
“Hicimos varios estudios de la viabilidad, monitoreo de las condiciones meteorológicas, el comportamiento del río Chihue, estudios socioeconómicos a la gente para determinar su positivismo, uso y costumbres. Y llegamos a conclusión de que la zona era idónea para invertir, sembrar y producir limón italiano. Hace tres años recogimos la primer cosecha”, expone.
La población está motivada. Crece el entusiasmo porque la maquinaria realiza el desmonte de más de 60 hectáreas para sembrar. Se ejecutan los trabajos de conformación y nivelación del suelo, luego el barbecho y las rastras.
Se introduce la manguera y tubería, se trabaja en la construcción de los viveros para tener en disponibilidad la planta acoplada a la región para continuar la producción del “oro verde”.
Cuando ve esta labor, Váldez Rodríguez habla con emoción, mientras en su rostro se refleja la alegría. “Estamos certificados. Te puedo decir que lo que aquí se produce son limones de excelente calidad los cuales son usados en los mejores restaurantes del extranjero”.
Fe en su tierra. Convencido de que esta región —que se encuentra a 40 minutos de Ciudad Victoria, capital del estado—, tiene futuro, exhorta a empresarios y productores a “creer en su tierra” e invertir.
La zona del altiplano es un paraíso por el excelente clima, pese a la incredulidad de algunos, para que las plantas rindan frutos.
Sólo es cuestión de arriesgarse e invertirle. Hay que tener presente que si no se arriesga no se gana, dice mientras se ríe por unos instantes, de pronto se torna serio y lamenta:
“Desafortunadamente la gente no conoce la abundancia, esa riqueza que guardan sus parcelas y las tienen abandonadas o enmontadas. Es cuestión de saberles dar un buen tratamiento o buscar alternativas que permitan explotar el potencial que hay esta zona que para mí es fuente de riqueza.
“Me llena de satisfacción poder ayudar a las familias de estas comunidades. Antes sólo se dedicaban a criar cabras. Ahora tienen un ingreso fijo que les permite vivir mejor”, dice.
Aquí donde no había fuentes de empleo, sin alternativas, 20 personas tienen un trabajo productivo en la empresa Viva Fresh. En la temporada de corte del cítrico el número de empleados se incrementa a más de 100.
El 70% de las más de 12 mil toneladas de limón se exportarán a la costa este y oeste de Estados Unidos a través de Cuatro Ases Citrus, su principal distribuidor en Washington. El 30% restante será enviado a Canadá y, por su certificación, se introducirá a Europa.
La tenacidad y visión de los productores de la zona es reconocida por el secretario de Desarrollo Rural del gobierno estatal, Carlos Solís Gómez, pues comenta que la aportación que hacen permite a Tamaulipas ubicarse como el principal exportador de limón italiano a mercados internacionales.
Además, expone, también este producto del campo tamaulipeco se destina a la industria juguera nacional. Se emplea en la extracción de aceites, jugos simples y concentrados. Además, se procesa la cáscara para la obtención de pectinas para la industria alimenticia de exportación.
Sin embargo, se aflige cuando se le comenta de las parcelas abandonadas. Quizás antes no tenían alternativas, pero ahora tienen la oportunidad de contar con su propio huerto de limones. Si no tienen los recursos económicos necesarios, “pueden empezar poco a poco plantando unos cuantos árboles”.
Los limoneros se desarrollan incluso alejados de plagas porque es difícil que éstas se presenten dado que el terreno se encuentra a más de 600 metros sobre el nivel del mar. Por eso, esta actividad resulta segura y redituable.
Y habla de la gran riqueza y el extraordinario potencial que tiene la entidad, así como las ventajas competitivas en el sector agropecuario. “Nuestro campo puede y debe ser uno de los más rentables en el país”, dice.
“Hay que inculcarles a nuestros hijos a tener amor por la tierra, valorarla y sacarle el mejor provecho. En nuestro campo está una buena parte del futuro de Tamaulipas y de México. Por eso, hay que enseñarles a trabajar la tierra y producir granos y frutos”, reitera.
Los productores de limón tienen presente las palabras del gobernador Egidio Torre Cantú, “que Tamaulipas es una tierra con una gran riqueza y un extraordinario potencial económico”. Además, están convencidos de que no hay imposibles cuando se tiene el arrojo y el valor para enfrentar con ideas, la adversidad.
“Si el hombre llegó a la luna y ahora trata de llegar a marte, acaso nosotros no podemos convertir el desierto en una mina de oro verde”, y suelta la carcajada Ismael Gutiérrez Ubaldo.