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El alcalde “ciudadano” Cuauhtémoc Blanco Bravo encaró con nervios su primer encuentro con la clase política de Cuernavaca. Esa expresión nunca abandonó su rostro cuando llegó, rindió protesta, leyó su discurso y cuando se fue. Al cabo de un breve mensaje, vio que dos reporteros subieron el estrado para entrevistarlo y rápido zanjó la distancia, los eludió.

En su toma de protesta como presidente municipal de Cuernavaca para el trienio 2016-2018 cambió su leyenda de “Ya me los chingué” por el de “Me voy a partir el alma por Cuernavaca”. También dejó atrás sus camisas a cuadros y vistió un traje oscuro con corbata delgada.

Su llegada como alcalde emanado de un partido distinto a los hegemónicos generó tal expectativa que desde dos horas antes el Museo de la Ciudad fue abarrotado de asistentes. Decenas de ciudadanos se quedaron afuera.

Susana Díaz, representante de la organización Derechos Humanos “Digna Ochoa” y un grupo de indígenas artesanas prentendieron ingresar al antiguo palacio municipal, pero los guardias de la entrada se lo impidieron.

Hasta 1997 Cuernavaca fue gobernada por el PRI, luego siguieron 12 años de gobiernos surgidos del PAN y en 2009 volvió a ganar el PRI y mantuvo el poder hasta este año cuando el candidato del Partido Socialdemócrata (PSD) ganó la contienda con más de 8 mil votos de diferencia de su más cercano competidor del PRI.

A las 11:29 horas comenzó el acto protocolario dirigido por el aún alcalde priísta Jorge Morales Barud. Al evento acudieron representantes de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial del estado, así como de regidores en funciones.

Durante el evento cada uno de los regidores electos, representantes de sus grupos partidistas, hicieron uso de la palabra. Luego el alcalde electo rindió la protesta de ley alrededor de las 12:19 horas.

En su discurso sacó unas hojas tamaño carta y leyó a pie juntillas el texto: “¡El triunfo de los ciudadanos ha llegado!”, exclamó con tono tímido, rostro rígido y semblante nervioso que impidió la emoción en su voz.

Más adelante tomó aire y dijo que a pesar de las trabas que le pusieron para llegar a la alcaldía “me voy a romper... el alma, por no decir otra cosa”.

Además recordó que durante meses fue esparcida la especie de que renunciaría al cargo, “cosa que no ha sucedido, por el contrario aquí estoy dando la cara a ustedes”, retó.

El nuevo alcalde rindió protesta, pero asumirá funciones el 1 de enero.

Blanco, que enfrentó al menos ocho impugnaciones a su candidatura, luego de su triunfo electoral y de una denuncia penal por el presunto cobro de su participación como candidato, pidió a la ciudadanía dar vuelta a la página del proceso electoral para consolidar la voluntad democrática de un pueblo que confió en un ciudadano como él.

Reconoció que los principales problemas que enfrentará son la falta de empleo, vialidad, espacios públicos, alumbrado público y vivir en una ciudad con tranquilidad y armonía.

El edil también enfrentará una deuda de mil 400 millones de pesos, según el último balance que publicó el ayuntamiento de Cuernavaca.

“Debemos trabajar juntos para entregar buenas cuentas a los ciudadanos. Mi compromiso es trabajar todos los días por construir un mejor presente, porque deseo de corazón cambiar la situación que hoy viven miles de familia en materia de seguridad”, dijo Blanco Bravo.

Precisamente en ese rubro, por la mañana el regidor del PSD, Eduardo Bordonave, acusó que el gobierno del estado demoraría el armamento a los policías de la ciudad.

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