El Tribunal Unitario del Poder Judicial de la Federación ordenó la liberación de Adrián Vázquez Lagunes, detenido y acusado por la Policía Estatal Preventiva (PEP) de ser Gonzalo Inzunza, el Macho Prieto.
El 26 de septiembre de 2012 Adrián, de oficio microbusero, fue detenido y torturado por policías que lo señalaron como el temido capo. Él lo negó.
Un año más tarde, preso y recuperándose de las heridas que le dejaron horas de torturas, a Adrián llegó una noticia que se regó como pólvora: policías federales y elementos del Ejército abatían a Gonzalo Inzunza Inzunza, el verdadero Macho Prieto, en Puerto Peñasco, Sonora.
El gobierno federal también informaba que sicarios al mando del cártel sinaloense se había robado su cuerpo en el tiroteo. Confirmada la muerte del capo, Adrián Vázquez pensó que finalmente saldría en libertad.
No sucedió. Fue hasta el martes, a las 11 de la noche, cuando Adrián recibió su libertad formalmente.
“Me mandaron a hablar y se me hizo bien raro. Los custodios me bajaron al área de locutorios, entonces empieza a leer la notificadora ‘desvanecimiento de datos por falta de pruebas, libertad inmediata”, platica desde su casa a un lado de sus tres hijas, a un costado de la más pequeña, que no conocía.
Bien despierto, pero incrédulo preguntó dos veces “entonces me está diciendo que estoy en libertad”. A cinco grados centígrados, salió del reclusorio de mediana seguridad llamado “El Hongo”, una estructura que alberga reos acusados de narcotráfico en Tecate.
Adrián recuerda que cuando se enteró que el verdadero Macho Prieto había muerto pensó que todo se había aclarado. “La policía, el Ejército están para cuidarte, pero a mí, a mí me torturaron y me acusaron de narcotráfico, me plantaron drogas y armas de fuego”, recuerda.
Adrián quedó en libertad en gran parte por la presión de organismos defensores de derechos humanos como Amnistía Internacional, quien lanzó una campaña mundial para exigir la liberación del hombre encarcelado por presuntamente ser un narcotraficante mexicano que ya había muerto.
Dice que desde la libertad intentará sanar la costilla que fracturaron, el pulmón perforado, y las pesadillas que lo levantan cada noche desde el día que lo detuvieron y torturaron elementos de la Policía Estatal Preventiva.
En octubre de 2014 EL UNIVERSAL contó la historia de Adrián y su esposa Judith, en ese entonces se solicitó una entrevista con el detenido. La respuesta del gobierno de Francisco Vega de la Madrid fue tajante: “el gobernador no quiere porque va a ser su informe”.
Después el secretario de Seguridad Pública del Estado, Daniel de la Rosa, continúo sosteniendo, a pesar de las evidencias, que Adrián sí era el Macho Prieto. Su abogada, Sandra Esquer, confirmó que fue liberado por desvanecimiento de datos que fueron catalogados como ilícitos.