El dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, Javier Sicilia, afirmó que de acuerdo con testimonios de vecinos y propietarios del panteón de Tetelcingo, donde sepultaron 118 cuerpos, existe una tercera fosa, aunque dijeron desconocer si fue utilizada por la Fiscalía General de Justicia del Estado.
En ese camposanto la Fiscalía admitió la propiedad de dos fosas para inhumar a 118 cadáveres en calidad de desconocidos o no identificados, en marzo de 2014, pero el deposito de dos cadáveres plenamente por sus familiares desató una investigación y obligó a la Fiscalía a transparentar la cifra de los cuerpos sepultados.
La versión de una tercera fosa fue divulgada por el dueño del predio, Socorro Tlapala Becerro, quien afirmó que la entonces directora de Servicios Periciales, Ana Lilia Guerrero Moreira, le envió la solicitud para dos fosas pero hubo un tercer permiso del coordinador regional de Servicios Periciales de Cuautla, Gerson Cervantes Gurrea.
La controversia fue expuesta por los familiares de Oliver Wenceslao, uno de los cuerpos depositados de forma irregular, al reunirse con el padre José Alejando Solalinde Guerra, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano.
Solalinde acompañó a María Concepción y Amalia Hernández, madre y tía de Oliver, joven privado de su libertad y asesinado a mediados de 2013, en un encuentro con el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro.
En esa reunión trascendió que existe otra fosa común en el municipio de Jojutla, al sur del estado, cuya afirmación la hizo la ex directora de Servicios Periciales de la Fiscalía metropolitana, Blanca Andrea Vega Barrios, al revelar que son al menos 67 cuerpos inhumados en ese predio.
“Ya no importa cuántos son sino quiénes son. Las autoridades no deben dejar pasar más tiempo para que los cuerpos no se degraden más”, pidió María Concepción, madre de Oliver.
El padre Solalinde pidió al gobernador Graco Ramírez convertirse en el instrumento para permitir y agilizar las investigaciones sobre la identificación de esos cuerpos. “Algún día estas autoridades acabarán en la cárcel porque la sociedad ya no aguanta tanta impunidad”, dijo el prelado.
El religioso destacó la labor de la madre y de la tía de Oliver, a quienes identificó como portadoras de la misión de coadyuvar en la identificación de esos cuerpos para que al igual que Oliver, descansen en paz.
Ahí el religioso y activista declaró que la actitud del gobierno estatal con respecto a las fosas se interpreta como el ocultamiento de la inhumación masiva ilegal, “autorizada desde el poder”, presumió Solalinde.
“Tratan de cuadrar las cosas, hay ocultamiento, ¿esto tiene que ver con las víctimas de secuestros, con el corredor de estupefacientes, con los Guerrero Unidos, Los Rojos, del color que sean?”, dijo el cura.
El encuentro de la mamá y la tía de Oliver se enmarca en el primer aniversario de que el cuerpo de la víctima fue recuperado y sepultado en el panteón de Cuautla, al oriente del estado.
afcl