“¡Ahí!, ¡Ahí escondieron bien, durante una semana, a la ‘pareja imperial’!”, dicen vecinos de la calle donde vivían presuntos integrantes de Guerreros Unidos, los Peña Celso, que infundieron el terror en este sitio devorado por la minera y el crimen organizado.
Son 14 casas que presentan impactos de bala, ventanas rotas, puertas y paredes horadadas por balas. Al interior hay ropa: tangas, zapatos de niños, blusas, pantalones y botas vaqueras de hombre. En el suelo hay cabellos, fragmentos de mandíbulas y dientes regados, palos con clavos y excremento de animales. Basura, mucha basura.
En esta comunidad hubo un operativo de la Policía Federal el 21 de octubre de 2014 donde fueron detenidos varios hermanos de Onofre Peña Celso, El Pescado, presunto líder de una célula criminal cuya casa tiene un bisonte de peluche en la puerta y conecta con la de su hermano Modesto, detenido el 28 del octubre junto a nueve agentes; en esta última vivienda hay un túnel.
La calle, que los mismos habitantes del pueblo han bautizado como “del terror”, es la que da la bienvenida y donde varias familias fueron despojadas de sus pertenencias para que allí se pudiera delinquir. En la comunidad, de unos 800 habitantes, —había mil 100, pero los demás decidieron irse—, muchos tienen los apellidos Peña Celso.
Historias de terror. Por ejemplo, el 27 de marzo, cuando pistoleros del grupo de los Peña irrumpieron en el pueblo, entraron a las casas a robar y asesinaron a Miguela, de 80 años, a Bertha, de 36, a Yesenia y a Fabián, de 26.
Fuentes oficiales informaron que el operativo federal se enfocó en la casa de El Pescado, encargado de las operaciones de trasiego de droga que se produce en la sierra y se concentra en Iguala para ser distribuida en el centro y norte del país.
Los habitantes dan un recorrido a EL UNIVERSAL por esta calle, cuyas historias estremecen porque tienen la presunción de que allí torturaron a decenas de personas durante los meses de junio a octubre, cuando fue el operativo de la Policía Federal el año pasado, y reiteran la invitación a los padres de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, pues consideran que sus hijos pueden estar en fosas clandestinas de Guerreros Unidos en la zona.
En la casa de Onofre Peña Celso, quien fue ejecutado el pasado 22 de octubre en Iguala, junto con su padre, Antonio Peña Montiel y Justino Camargo, los lugareños tienen la presunción de que fueron escondidos el ex alcalde de Iguala José Luis Abarca y su esposa María de Los Ángeles, pues hubo quien aseguró haberlos visto.
Tras la desaparición forzada de los 43 normalistas, en Carrizalillo hubo mucho movimiento.
Luego de que la semana pasada fueran retenidos por más de 15 horas nueve policías federales junto a Modesto Peña Celso por integrantes de Carrizalillo, este último presunto delincuente, confesó que hay varias fosas clandestinas en ese lugar. Hasta el momento han sido ubicadas tres, pero puede haber muchas más, dicen vecinos.
La presencia de la Procuraduría General de la República (PGR) es indispensable para avalar los hallazgos, aseguran autoridades de la comunidad.
Aunque ya no se les ve por el pueblo desde el año pasado y varios están detenidos, Mario, Yolanda, Israel Peña Celso y sus hijos, Víctor Peña López e Israel Peña López, alias El Cincel, dejaron varias pertenencias en esas casas; varios colchones que se han llenado de moho, hasta un peluche de bisonte que vigila la puerta negra de lo que era la vivienda de El Pescado.