En el marco de la COP-21, que inició actividades hoy, en Francia, un promedio de 300 estudiantes realizaron una cadena humana en Cancún, en uno de los predios del polígono “Malecón Tajamar”, en donde la acción ciudadana detuvo el relleno y la tala de manglares, ecosistemas vitales para proteger a las costas de los efectos del Calentamiento Global.

El objetivo de la actividad fue enviar como mensaje a los delegados de diversas naciones del mundo reunidos en la Cumbre de Cambio Climático, que la juventud merece un futuro ambientalmente saludable y que urgen acciones para detener el deterioro ambiental, a fin de garantizar la sobrevivencia de las nuevas generaciones.

Alumnos y alumnas de los colegios Kukulkán, Itzamná, CUAM, Balam y Británico, acompañados por sus padres y activistas a favor del medioambiente, rodearon uno de los predios del complejo de 70 hectáreas de “Malecón Tajamar” -58 de ellas a desarrollarse- como parte del “Climate Strike”, un conjunto de acciones realizadas por jóvenes en diversas partes del mundo para protestar sobre la inacción de los gobiernos ante el Calentamiento Global.

La cadena humana fue filmada con un drone y el material será enviado y entregado por uno de los participantes en la Cumbre Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sobre Cambio Climático (COP-21), que arrancó hoy en París.

“Estos 300 jóvenes vinieron a presentarse frente a esta zona devastada de manglar, porque el manglar es uno de los ecosistemas más importantes para el Cambio Climático. Es capaz de resolver mejor sus efectos, mejor que las selvas (…)

“El mensaje es que los jóvenes tienen derecho a un futuro y la forma en que estamos desarrollando el mundo no está garantizando un futuro para los jóvenes, no sólo porque a ellos les va a tocar resolver un montón de problemas que les estamos dejando, sino porque no van a tener recursos para poder utilizarlos, sólo porque los multimillonarios quieren seguir haciendo más y más dinero a costa de la naturaleza, sin pensar en las futuras generaciones”, expresó la presidenta del Grupo Ecologista del Mayab (Gema), Aracely Domínguez.

Malecón Tajamar, símbolo de no sustentabilidad

En entrevista, la activista consideró que el megaproyecto “Malecón Tajamar” carece de sustentabilidad, pues deja de lado el cuidado ambiental y los aspectos de beneficio social, centrándose sólo en las presuntas bondades de la inversión económica.

El complejo fue urbanizado entre 2005 y 2008 para la construcción de proyectos hoteleros, condominales, plazas comerciales, oficinas, residencias y una basílica.

El desarrollador original fue el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) que vendió predios a 23 empresas, para poder desarrollar obras diversas al amparo de una autorización de impacto ambiental cuya vigencia vence en febrero próximo y que fue impugnada jurídicamente desde agosto y septiembre pasado, por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), al poseer información falsa y por 113 infantes, que se ampararon y mantienen el freno de los trabajos.

El caso de “Malecón Tajamar”, que posee 65 por ciento de cobertura de manglar en sus 70 hectáreas, y aún así fue aprobado su desmonte y relleno, es para Domínguez Rodríguez, un símbolo que representa “la forma ilegal en que los gobiernos autorizan proyectos”.

“Fonatur presentó una manifestación de impacto ambiental con información falsa, la Semarnat autorizó el proyecto, aceptando la información falsa, como verdadera. Entonces, bajo esta premisa estamos viendo un símbolo de cómo los gobiernos, por razones diversas –entre ellas corrupción- autorizan proyectos que son devastadores”, expresó.

El amparo de los 113 niños

La activista resaltó la importancia del amparo promovido por 113 infantes, que obtuvieron la suspensión definitiva de la autorización de impacto ambiental para el entero de las obras a desarrollarse en “Malecón Tajamar”, freno condicionado a la exhibición de una millonaria fianza, impagable para los infantes, razón por la que se tramitaron un recurso de queja y un recurso de revisión ante un Tribunal Colegiado, para dejar sin efecto ese requisito.

“El amparo es muy importante porque fue en base al derecho que tienen como niños, en donde le piden al juez que suspenda un proyecto porque ellos tienen derecho a un ambiente sano, porque la Constitución se los garantiza y no es sólo un derecho, sino un deber de todos nosotros el podérselos ofrecer.

“La justificación técnica que se presentó al juez habla sobre la forma en que Fonatur desarrolló el proyecto Cancún y no cumplió con lo establecido de inicio (…) sobredensificaron, vendieron playas públicas y porque el concepto de sustentabilidad sólo se basa en esta cuestión ambiental cuando debía tener de fondo lo social y no lo tiene”, subrayó.

El fundamento del amparo se basó en la tesis de la Doctora Christine Mc Coy que, entre otras cosas, expone que en 45 años, Cancún perdió 77 por ciento de sus selvas, el 64 por ciento de sus dunas costeras, el 68 por ciento de sus humedales, el 97 por ciento de la extensión de sus playas públicas y un 77 por ciento del arribo de tortuga marina, por ejemplo.

“Mis respetos para la Doctora. Pudo documentar todo por lo que nosotros hemos luchado durante 32 años y ahí claramente se ve como a mayor número de cuartos, de plazas y de desarrollo como lo plantean las autoridades, hay menor calidad de vida para la gente”, dijo.

A 5 años de la COP 16, ningún avance

En ese contexto, consideró que “Malecón Tajamar” fue “la gota que derramó el vaso”, al ser lo último que resta por destruir de manglar en Cancún y la única y última ventana de la ciudad, hacia el Sistema Lagunar Nichupté.

“En una ciudad como Cancún es lo único que queda, donde se abre un espacio para la sociedad, que es el Malecón, donde todas las clases sociales vienen con sus niños, sus perros, los jóvenes a andar en bicicleta, la gente a contemplar la laguna. No tenemos una sola ventana por dónde contemplar la laguna, no hay ni una más; las que había que dejar por ley, la Semarnat también las entregó al desarrollo”, lamentó.

Si bien ha habido críticas por la incertidumbre que generó hacia los particulares, el freno del megaproyecto, la ambientalista aseguró que la culpa no es de la sociedad, sino del Fonatur, por haber “falseado” la información contenida en la Manifestación de Impacto Ambiental, omitiendo la existencia real del porcentaje de manglar en el lugar y por no asegurarse de que empresas como Bi & Di cumplieran con las condicionantes impuestas a lo autorizado.

A cinco años de que Cancún fuese la sede de la entonces COP-16, Aracely Domínguez afirmó que de todos los acuerdos no hubo mayor resultado, ni avance.

“Nada, no mejoró nada, absolutamente nada. Los países, China, Estados Unidos, Australia que son los más importantes que generan mayor problema en Cambio Climático no han hecho nada y no han firmado los convenios. Yo espero que les duela el bolsillo y ahora se den cuenta que a los países les está costando demasiado dinero el Cambio Climático”, concluyó.

mvl

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