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Juchitán.— Nelson sintió el golpe de la hoja del machete sobre su espalda, una y otra vez. El miedo paralizó su cuerpo de inmediato. Intentó correr, pero un encapuchado lo paró en seco.
A lo lejos, su compañero recibió un par de machetazos en la cara y el cuerpo, el castigo por intentar huir. Ensangrentado cayó. Lo dieron por muerto. Nelson sólo observó con el cuerpo asustado.
Según el reporte que presentaron cuatro migrantes de origen salvadoreño a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y a la Fiscalía Especializada del Migrante de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE), a las 17:30 horas del 28 de septiembre fueron asaltados a cinco kilómetros de Chahuites, Oaxaca, cerca del basurero municipal.
Nelson Antonio Zavaleta Guzmán, de 27 años, llevaba ocho horas caminado con tres salvadoreños más desde Arriaga, Chiapas, cuando del monte salieron al paso tres personas encapuchadas y armadas con machetes.
“Veníamos apresurando el paso. Veíamos cerca Chahuites cuando salieron a nuestro paso. Uno de mis paisanos corrió y lo alcanzaron. Uno de los asaltantes le dio y cayó. Creí que había muerto. El asaltante regresó y dijo a los demás que lo había matado. El miedo nos apoderó. De milagro me salvé. Me creí muerto”, describió Nelson mientras recorría la zona cercana al asalto con el coordinador del Movimiento Migrante Mesoamericano (MMM), Rubén Figueroa.
Otro de los migrantes, José Atilio Mejía Meza, huyó de los asaltantes entre la confusión. No logró ser detenido. Héctor Antonio Batres Rodríguez y Nelson Antonio Zavaleta se quedaron quietos. Héctor también recibió los golpes de enojo de los delincuentes por el escape de José Atilio, aunque no tiene heridas visibles.
“Nos desnudaron. Nos tiraron al suelo. Nos pidieron el dinero, pero yo no traía nada. Después sólo sentí el frío del machete. El entumecimiento del cuerpo. La verdad no sentí en ese momento dolor. Sólo miedo”, narró Nelson Antonio.
Los asaltantes enojados por el escape de uno y el supuesto asesinato de otro migrante, discutieron entre ellos y el mayor de los tres ordenó el remate del caído.
El herido, al verse salvado y abandonado, se levantó y corrió hasta llegar a la carretera federal Panamericana, donde recibió el auxilio de la policía municipal y fue trasladado hasta el hospital de Tapanatepec, donde recibió atención médica.
“Lárguense. Antes de que los matemos. Y si denuncian los mataremos en el refugio, porque sabemos que para allá van” , amenazaron a Nelson y Héctor. Nelson logró escuchar: “Vámonos. Éstos nos van a denunciar”.
No pararon hasta llegar a una gasolinera cerca a Chahuites, donde recibieron ayuda de las autoridades, quienes los trasladaron al hospital.
“Tenía mucho miedo. No paramos. Le dije a Héctor ‘corre, aún nos pueden matar’.
“Corrimos hasta perder el aliento. Yo no sentía el dolor de las heridas en la mano, la espalda y el cuello. Yo sólo quería vivir”, narró Nelson mientras descansaba en las instalaciones del refugio Centro de Ayuda Humanitaria, esperando que el gobierno federal, a través del Instituto Nacional de Migración (INM), le otorgue la visa humanitaria por las agresiones que sufrió.
Dos de los migrantes fueron internados en el hospital de Chahuites, otros dos salieron ilesos. Los cuatro interpusieron sus denuncias. Uno de ellos, el de las heridas más graves todavía se recupera en el hospital.
Rubén Figueroa informó que a pesar de las 200 averiguaciones previas presentadas por migrantes agredidos en la zona de Chahuites, la Fiscalía Especializada del Migrante no hace nada por detener a los asaltantes plenamente identificados.
“La Fiscalía Especializada del Migrante está en una actitud de pasividad. Sólo observando la violencia. Sólo hay dos detenidos por 200 denuncias. Los asaltos continúan con gran saña. Hay una gran complicidad de las autoridades. Cada vez las agresiones aumentan de intensidad. Nosotros no podemos permitir que los casos queden archivados”, argumentó.
El activista y defensor de derechos humanos exigió a las autoridades agilizar las investigaciones y detener a los asaltantes plenamente identificados.