San Luis Potosí.— El incendio en el Centro de Rehabilitación de Adicciones “Enigma”, registrado la noche del jueves, fue provocado por un grupo de internos que se amotinaron, porque dijeron estar molestos por las vejaciones, maltrato físico y falta de alimentos en el lugar.

Los pacientes cargaron al menos 15 colchones y las cobijas del área de dormitorios hasta el segundo nivel del anexo, enojados porque los responsables ignoraron algunas recomendaciones que les había dado la Secretaría de Salud (Ssa) sobre el trato digno a los pacientes.

Seis jóvenes y un elemento de Seguridad Pública que acudió a auxiliarlos, sufrieron intoxicación.

“Enigma”, operado por particulares, ubicado en un edificio de tres niveles de la calle Santa María, ofrece servicios para jóvenes con problemas de alcoholismo y consumo de drogas.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) abrió un expediente de queja de forma oficiosa para investigar los hechos.

EL UNIVERSAL solicitó a la Secretaría de Salud del estado un reporte de los hechos y condiciones en que operaba el centro de rehabilitación y las observaciones que se le habrían hecho, pero no hubo respuesta.

La Procuraduría General de Justicia del estado tampoco dio respuesta respecto a la indagatoria que abrió derivada del incendio.

Vejaciones.— El 26 de julio 2009, Derechos Humanos realizó una investigación en “Enigma”, debido a la queja de un paciente.

El menor identificado como “I”, manifestó que en el tiempo que estuvo en dicho centro en varias ocasiones se percató de que castigaban a los internos, se dirigían a ellos con palabras altisonantes y, en algunas ocasiones, los alimentos estaban en malas condiciones.

“Al pretender ayudar a sus compañeros para que escaparan del lugar y percatarse el encargado de que cinco huyeron, el dueño del lugar ordenó que a él (“I”) y a dos compañeros más que los desnudaran”, revela un informe especial sobre Centros de Tratamiento de Adicciones en modalidad residencial de la CEDH.

“Desnudos los amarraron de manos y pies y los recostaron en la cama, después el dueño del anexo —con ayuda de otro trabajador—, brincó en su pecho; le puso una pistola en la boca, golpeándole el labio inferior y le dijo: ‘te quieres morir, al fin que si te mato me voy a Nuevo Laredo’”.

El quejoso “I” narró que el dueño de centro de rehabilitación golpeó a sus compañeros, los ató y en el baño los introdujo a un tambo con agua, mientras les decía “no vas a salir, por mi cuenta corre que te quedes por lo menos un medio año más”.

Después los pasaron al patio, donde los dejaron hasta las 3:00 horas de un sábado y dos horas después los pusieron a recoger el patio, el baño, los cuartos, la sala, y la cocina.

La madre de un menor al que se identifica como “R”, acudió al centro, dijo que donde sólo le permitieron ver a su hijo de espaldas.

La mujer solicitó al encargado que un médico atendiera a su hijo y tampoco se lo permitieron, y se dirigieron a ella con palabras altisonantes.

La mamá pidió que le dieran de alta a su hijo, pero el encargado le exigió mil 500 pesos para que se lo pudiera llevar; finalmente accedió con la liquidación de 750 pesos cuando la madre se presentó con dos policías para que dejaran salir a su hijo.

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