Más Información
Tribunal Electoral da luz verde al INE para seguir con elección judicial; suspensiones de jueces no frenan proceso, determina
Fernández Noroña celebra registros para elección judicial; afirma participación de más de 2 mil personas hasta el momento
“Todo indica que nos dieron baje”; Fernández Noroña denuncia robo de cartera de carne en vuelo de Aeromexico
Claudia Sheinbaum presume reformas constitucionales en G20; propone hacer política para construir paz
Legisladora de MC participa en la COP29; advierte sobre falta de aprovechamiento de fondos para cambio climático en México
A los siete años, cuando aprendió a hablar español, Mikeas Sánchez, escritora y poeta chiapaneca, no soñaba en convertirse en lo que es hoy: una de las más destacadas representantes de una comunidad lingüística milenaria, los zoques.
Su imaginación y bagaje narrativo ya estaban sembrados dentro de su conciencia a través de las leyendas que su madre les contaba a ella y sus nueve hermanos y hermanas en las tardes lluviosas y sin luz de su natal Chapultenango, Chiapas.
“Mi mamá tiene 71 años y no habla nada de español, ella contaba muchas historias, eran otros tiempos (...) Yo pienso que ella me inició en la literatura porque antes de ir a la escuela y aprender a leer yo ya sabía mucha literatura oral”.
Cada relato, todos en lengua zoque, le abría una ventana a mundos fantásticos y en sus años de secundaria descubrió que escribir era una forma de libertad y de expresar todo lo que veía, pensaba, sentía o soñaba.
Su acercamiento a la poesía vino por parte de su abuelo, quien era médico tradicional y todas sus oraciones de curación las decía en zoque.
“Mis tíos abuelos también eran médicos tradicionales y danzantes; eran hombres de mucho conocimiento que se habían escondido de la religión y del cristianismo para preservar tradiciones orales, música, danza y rezos antiguos con los que curaban (...) todo eso me sirvió en el ritmo que utilizo para escribir poesía zoque”, afirma.
Mikeas estudió la licenciatura en Ciencias de la Educación en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco. En 2004 ganó el Premio Estatal de Poesía Indígena Pat O’ tan.
En 2005 su trabajo poético y narrativo le valieron nuevos logros: ganó con sus cuentos el Primer Premio de Narrativa Y el Bolom dice y también en ese año fue admitida en el programa internacional de becas de posgrado para estudiantes indígenas de la Fundación Ford y se inscribió en el máster de Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ahora, además del zoque, habla español, inglés y catalán, pero su poesía y relatos no tienen fronteras.
Actualmente es directora de Radio Copainalá “La Voz de los Vientos”, emisora que transmite en las lenguas zoque y tzotzil para 39 municipios chiapanecos y otros más de Oaxaca, Veracruz y Tabasco.
Narración sin fronteras, conexión del alma. Muchos autores indígenas se enfrentan a que no hay palabras para traducir su obra en otros idiomas, o bien, la traducción literal no refleja completamente la intención del texto. Por ello, Mikeas escribe sus obras en español y en zoque, “es doble trabajo”, afirma, pero es lo más cercano en la intencionalidad de su obra.
Contra la discriminación cultural. Mikeas señala que a causa de burlas y discriminación al exterior del estado, muchas personas han optado por no hablar su lengua natal o por no enseñarla más a sus hijos, con lo que va perdiendo hablantes.
En Chiapas, existen 53 mil personas que hablan zoque, de acuerdo con cifras del Inegi.
Mikeas Sánchez ve en la poesía y el arte una forma de recuperar el uso del zoque, por ello uno de los objetivos de su trabajo es regresar a las comunidades chiapanecas su literatura.
Opina que la clave para evitar que se pierdan las lenguas y todo el legado indígena está en la educación.
“Los modelos no son los más apropiados para que un niño desarrolle sus capacidades”, asegura.
Agrega que si la gente conociera su historia, seguramente se sentiría orgullosa de la riqueza que tiene su pueblo y confiesa que así le pasó hace 10 años, cuando comenzó su labor como impulsora de la literatura zoque; al volver a su pueblo, de donde salió a los 14 años para estudiar, miraba todo distinto, pues lo valoraba más.