Cuernavaca
Los dueños del Café Alondra dañaron con un mural la fachada del Centro Cultural La Casona Spencer —edificio del siglo XVI, remodelado en los siglos XIX y XX—, catalogada como histórica por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El café promociona, desde julio pasado y a través de su perfil en Facebook, el mural interactivo Proyecto Café Alondra, plasmado sobre el costado del edificio y que “es una interpretación libre de la obra del artista plástico, John Spencer, ubicada al interior del lugar”.
La pintura incluso es promocionada por la secretaria de Turismo de Morelos, Mónica Reyes Fusch, quien se fotografió en el lugar; el INAH estableció que la pinta es ilegal.
El instituto resguarda los edificios comprendidos hasta el año 1900 y, a falta de delegación del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) en la entidad, asume parte de la responsabilidad de los edificios del siglo XX.
Respecto al mural interactivo, el área jurídica del INAH Morelos negó tener documentos que hagan referencia o petición sobre un permiso para tal fin, lo que se considera una violación al artículo 42 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos.
“En las zonas de monumentos y al interior y exterior de éstos, todo anuncio aviso, carteles; las cocheras, sitios de vehículos, expendios de gasolina o lubricantes; los postes e hilos telegráficos y telefónicos, transformadores y conductores de energía eléctrica, e instalaciones de alumbrados; así como los kioscos, templetes, puestos o cualesquiera otras construcciones permanentes o provisionales, se sujetarán a las disposiciones que al respecto fije esta Ley y su Reglamento”, externa.
Además, “toda obra en zona o monumento, inclusive la colocación de anuncios, avisos, carteles, templetes, instalaciones diversas o cualesquiera otras, únicamente podrá realizarse previa autorización otorgada por el instituto correspondiente y, a juicio del instituto competente, deberá otorgar fianza que garantice a satisfacción el pago por los daños que pudiera sufrir el monumento”.
En un video subido al perfil de la cafetería el 19 de julio pasado, la dueña de la cafetería, Patricia Aspe, habla sobre “el mural lúdico para que la gente se divierta y se tome la foto”.
Cultura amenazada. John Edward Spencer King llegó a Cuernavaca en 1965 con su esposa, Elizabeth Brown, y se hospedaron en La Casona; en 1967, el hotel se convirtió en su hogar.
Brown murió en 1986 y Spencer mantuvo su residencia en La Casona. En 1997 el hotel fue puesto en venta y él la adquirió.
En 1999 Spencer creó la Fundación Museo La Casona, A.C., con John Anderson, John Prigge y Ramón Sordo. Entonces quedó estipulado que el lugar sería un recinto para la cultura, objetivo que se ha cumplido a pesar de la muerte de Spencer en marzo de 2005. Durante la administración del panista Jesús Giles (2006-2009), Patricia Aspe entabló una disputa con las autoridades por el lugar que, presuntamente, el alcalde pretendía adquirir para convertirlo en una tienda de la cadena Sanborns.
El café libró el periodo de acoso y para el regreso de los priístas en la administración municipal, con Manuel Martínez Garrigós (2009-2012), el lugar vivió un tiempo de bonanza ya que la hija de Aspe, Vera Carolina Sisniega Aspe, fungió como regidora independiente de Planeación.
El “idilio” terminó cuando la regidora acusó al edil de amenazas vedadas en su contra por ventilar presuntos actos de corrupción.
Incluso en marzo de 2011, un grupo de gestores culturales y activistas, entre los que destaca Javier Sicilia, denunciaron a Martínez Garrigós por “el cierre injustificado de la cafetería del Centro Cultural la Casona Spencer” por una supuesta toma clandestina de agua y hasta por una fuga de gas, ambas situaciones sin confirmar.
Vera es hija del mejor ajedrecista de México, Marcel Sisniega; es licenciada en Historia y fue parte del gabinete de Graco Ramírez, donde se desempeñó como asesora de Transparencia y Rendición de Cuentas, según consta en el portal de transparencia.
Sobre la vía pública. Una decena de mesas están instaladas en la acera de la calle Hidalgo, frente a la catedral, donde se colocó una especie de tarima para nivelar mesas, sillas y sombrillas.
A pesar de que ocupan las dos terceras partes de la banqueta, el secretario del ayuntamiento, Enrique Paredes Sotelo, declaró que no violan ningún reglamento ya que el espacio se renta por metro e, incluso, los faculta para colocar su templete. Lo que está prohibido es la construcción sobre la banqueta.